Cerramos este 2020 con una entrevista a Toni García Arias, el cual ha recibido recientemente el galardón concedido por la internacional AKS Education como uno de los mejores profesores del mundo. Desgranamos los puntos débiles –y también, por supuesto- las fortalezas del actual sistema educativo español. Tecnología, gestión de las emociones, formación del profesorado…aspectos que hay que tener en consideración de manera urgente si queremos mejorar la enseñanza en los ciclos de primaria y secundaria.
Acabas de recibir un premio por tu carrera como docente, el “Global Teacher Award 2021”, el prestigioso premio que concede la fundación AKS Education. De entrada, ¡muchas felicidades! Como profesor, ¿qué cualidades debería tener hoy un profesor que marque huella en el alumno?
Para ser un buen docente, sin duda, el primer requisito es poseer unos amplios conocimientos sobre la materia que vas a dar a tus alumnos y también tener conocimientos sobre pedagogía y psicología como los mecanismos de motivación, procesos de atención o cómo aprende el cerebro, entre otros. Sin embargo, no debemos olvidar que la educación es interacción y tan importante es tener conocimientos como saber transmitirlos. Por eso, es determinante la relación que establezcamos con nuestros alumnos. En esa interacción, es fundamental el respeto, el interés por las necesidades del otro, la atención no solo a los problemas de aprendizaje, sino también a todos esos componentes externos que dificultan el aprendizaje. Y, por supuesto, valorar a nuestros alumnos por sus logros. Sin ese trato individual e individualizado, la relación entre alumno-profesor, la relación entre la enseñanza que los docentes ofrecemos y el aprendizaje que los alumnos adquieren no tendrá éxito.
Tirando de tu propia biografía, tus profesores te “tacharon” como fracasado escolar. A la vista está que no fue así. ¿Qué y cómo hay que hablar al alumno que puede ir por el camino del fracaso escolar?
Si lo primero que le preguntamos a un niño cuando lo vemos es ¿qué tal las notas?, ya estamos determinando qué es lo que valoramos de él. Da igual que tenga cualidades para el dibujo o para la música o para liderar a su grupo de amigos o para dar saltos espectaculares con una bicicleta. Lo importante es que saque buenas notas. Sobre todo en Lengua y Matemáticas. El alumno que fracasa escolarmente está siempre en tela de juicio. Y siempre en perpetua comparación. “Mira para tu hermano”, le decimos, “o para tu primo”. Damos muy pocas posibilidades de éxito. Un alumno que se encuentra en una situación de fracaso escolar debe ser tratado como alguien que ha perdido una batalla, pero que no tiene por qué perder la guerra. Por eso, tenemos que buscar en qué aspectos puede tener éxito para que vaya cogiendo confianza, y, sobre todo, adaptarle objetivos para que pueda alcanzarlos. Si no es así, adoptará el rol de fracasado y se dejará llevar.
Por suerte, en España tenemos excelentes profesionales de la docencia cuyos méritos traspasan fronteras y hacen que sus centros educativos sean además referentes internacionales, con resultados en las pruebas PISA muy por encima de los países que copan dicho listado. ¿Cuáles serían las claves del éxito para conseguirlo?
En España hay grandísimos docentes que son reconocidos a nivel mundial y que aportan grandes cosas a la educación. Docentes que siguen en el aula dando clase o como directores o jefes de estudio. Sin embargo, por lo general, no son escuchados a la hora de la toma de decisiones. Sus logros son logros que ponen en evidencia que se pueden conseguir grandes resultados en los alumnos con buenos métodos y buenos programas. Para lograrlo, han sabido adaptar el currículo a la realidad de sus alumnos a través de métodos concretos y han logrado mantener a los alumnos motivados para alcanzar esos aprendizajes curriculares. Porque al final, no nos olvidemos, lo importante no es parecer súper innovador y que los alumnos digan que han disfrutado mucho; lo importante es que los alumnos hayan aprendido y que los resultados objetivos reales certifiquen que, efectivamente, se han conseguido buenos resultados.
Pongamos que te permitieran ser ministro de Educación durante 1 semana. ¿Qué cosas dejarías, cuáles quitarías y cuáles remodelarías acorde el tiempo actual?
Hay tres aspectos que hay que atender de manera urgente. Por un lado, el currículo. Nuestro currículo necesita una remodelación urgente, una remodelación que -a pesar de los cambios constantes de leyes- no se ha producido. Seguimos teniendo un currículo de mediados del siglo XX para niños que vivirán como adultos en la segunda mitad del siglo XXI. Por otra parte, también es urgente mejorar la formación del profesorado, tanto la que reciben en la facultad – que está totalmente trasnochada- como la que se recibe durante el ejercicio de la profesión, que en la mayoría de los casos atiende a modas educativas que no han demostrado mejorar los resultados de los alumnos. Y, por último, se necesita una urgente bajada de ratio. Es cierto que la ratio alumno/profesor en España está en la media de la OCDE, pero en muchas de las aulas españolas existe una enorme diversidad de alumnado (con diferentes niveles curriculares, con alumnos con desconocimiento del idioma, con necesidades especiales, de minorías étnicas) que es imposible de gestionar correctamente. Con 25 alumnos por aula y esa enorme diversidad es imposible llevar a cabo una enseñanza personalizada que atienda a las necesidades de cada uno.
La popular serie “El juego del Calamar” está siendo criticada debido a que muchos niños intentan copiar retos o pruebas que aparecen en la serie. Según tu opinión, ¿por qué sucede esto? ¿Resulta beneficioso o perjudicial no poner límites a los contenidos que ven los niños?
La serie de “El juego del calamar” es, a mi juicio, una magnífica serie, tanto por la tensión que produce en el espectador como por el dilema moral a los que se enfrentan los personajes en una sociedad materialista donde las deudas ahogan a los ciudadanos. Sin embargo, es evidente que no es una serie para menores. Y ese es el gran debate ¿cómo acceden los niños a este tipo de contenidos? Está claro que, a lo largo de toda la historia, los niños han accedido a contenidos que no son propios de su edad porque la curiosidad es innata en la infancia. Sin embargo, hoy ese problema es mucho más preocupante. Mientras hace décadas era muy complejo ver una película de terror por el control que los padres tenían con la televisión, en la actualidad ese tipo de contenidos están al alcance de los niños de manera totalmente libre a través de un móvil. Y hoy se han amplificado: la violencia, la pornografía, la bulimia, el acoso, las apuestas… El control de los padres sobre los contenidos a los que acceden sus hijos debe ser prioritario en la educación familiar.
¿Qué resulta más “inclusivo”: referirse a elles, chiques o periodistes o saber comunicarse con personas que manifiesten algún tipo de discapacidad (visual, autismo, etc.)?
A mí todo ese tipo de lenguaje y ese tipo de sociedad de los “ofendidos” me aburre soberanamente. La igualdad y la equidad no se consiguen con cambiar los artículos, los demostrativos o por reconocer que hay cincuenta o setenta géneros distintos. La igualdad y la equidad se logra con leyes y con normas que sean iguales para todos. Y con las mismas obligaciones. Pero la sociedad de hoy es una sociedad que vive de lo insustancial, que vive de los gestos. La escuela debe huir de toda ese circo mediático.
En la vida siempre hay que ver su lado bueno… ¿qué prácticas positivas dejó en la educación la pandemia y que hoy día siguen empleándose?
La pandemia puso en evidencia que la utilización de las nuevas tecnologías no estaba completamente integrada en el proceso de enseñanza y aprendizaje. La grabación de clases, la inclusión de vídeos, la comunicación con los alumnos y con las familias a través de diferentes plataformas se hicieron de repente necesarias para continuar con las clases durante el confinamiento. Y creo que eso ha sido muy positivo: normalizar el uso de las nuevas tecnologías para crear contenidos, para generar exámenes, para colaborar en red, para comunicarse… y no solo para utilizar la pizarra digital como si fuese una analógica.
Por cierto, hace apenas unos días los colegios de La Palma han reanudado -casi un mes después- las clases después de que el volcán haya engullido colegios y casas. Señalan que se potenciará -sin perder el foco en el aspecto curricular- la gestión emocional tanto de los profesores como de las familias que han perdido todo. ¿Cómo enseñar cuando las emociones están a flor de piel, en situaciones 100% críticas?
Cuando una persona no está equilibrada emocionalmente, es muy complicado que pueda rendir en su trabajo o en sus tareas cotidianas. Las personas de La Palma están pasando por una tragedia enorme, con pérdida de viviendas, de recuerdos, … En este sentido, la escuela puede ser un lugar fantástico para “normalizar” la situación en los menores por dos aspectos fundamentales: por un lado, para tratar en el aula el drama al que se están enfrentando, hablando sobre ello, dibujando los sentimientos personales, compartiendo las experiencias individuales. Y, por otro lado, para realizar actividades dinámicas generando sentimiento grupal de tal manera que puedan vivir una situación normalizada al menos durante el periodo que dura la escuela fortaleciendo sus lazos de unión. Acompañados, el drama siempre es un poco menor.
La digitalización es una realidad absoluta. Pero digitalizar la educación -y sus procesos- no es sólo adquirir herramientas, falta que los docentes certifiquen esas competencias digitales. ¿En qué punto nos encontramos en este aspecto?
Por lo que he podido comprobar, la formación en conocimientos digitales de los alumnos de magisterio sigue siendo muy deficiente. Hoy en día, el dominio de las herramientas digitales es absolutamente fundamental para trabajar en educación, por lo que resulta imprescindible que, dentro de los planes de estudio de la carrera de Magisterio, la educación digital tenga un peso importante. Poco a poco vamos avanzando en esa competencia digital por parte del profesorado, pero hay que seguir fomentándolo. Hay infinidad de herramientas digitales que mejoran los procesos de aprendizaje de nuestros alumnos, y es importante que las conozcamos y las usemos. Pero para eso, también se requiere que los docentes tengan horas de formación y de generación de contenidos incluso dentro de su horario lectivo, como en la universidad o en Secundaria. Eso facilitaría mucho que el docente se acercase a ese tipo de formación y de utilización. Hay que tener en cuenta que, para hacer un buen vídeo para menores, la grabación puede llevar veinte minutos, pero la edición lleva un par de horas.
Muchos profesores optan por emplear canales de comunicación que a los alumnos les resulte próximo: TikTok, podcast,. ¿Cuáles son las luces y las sombras de estas tecnologías en la enseñanza?
La tecnología es maravillosa. Nos permite conectar con personas a miles de kilómetros, nos permite estar informados, acceder a diferentes tipos de materiales y de ocio. Los nuevos canales de comunicación que nos ofrecen las nuevas metodologías han transformado el mundo. También la enseñanza. Sin embargo, la escuela no está para ser una proyección más de YouTube. Evidentemente, es positivo introducir esos nuevos medios de comunicación tan comunes para los alumnos, pero siempre sin olvidar que lo importante no es ser un “profe guay” por utilizar ese tipo de herramientas, sino que los alumnos aprendan. Esa es nuestra labor.