Hoy, 23 de octubre, la organización gremial de los centros privados de España (ACADE) está celebrando una de sus citas obligatorias dentro del sector educativo: el ACADE EDU FORUM, un encuentro dirigido por y para profesionales de la docencia. Durante las diferentes sesiones plenarias que se han llevado a cabo en la sede ACADE se ha estudiado cómo trabajar con el alumno para que consiga las habilidades mínimas necesarias para desenvolverse en un futuro tan sumamente cambiante. Se ha hablado -así mismo- de emociones, sobre cómo el profesor tiene que conseguir captar la atención de cada alumno de manera constante, durante 10 meses, 5 días a la semana; sólo así los Centros Educativos podrán ofrecer programas educativos curriculares de excelsa calidad y que, sin duda, serán claramente diferenciables.
Uno de los ponentes en el ACADE EDU FORUM ha sido José Ramón Gamo, director de los Centros CADE, el cual nos ha ofrecido esta entrevista.
Un buen docente, según explican neurocientíficos, «debe emocionar»…. ¿Cómo lograr en la actualidad que los profesores impartan clases apasionantes?
Es fácil decirlo pero difícil lograrlo. El profesor debería ser capaz de generar curiosidad, sorpresa o interés por aquello que vamos a enseñar. Contar anécdotas, generar retos previos con el objetivo de involucrar a los alumnos en el proceso, pueden ser estrategias útiles.
Los adolescentes ven como un hito muy lejano, no ya el ingreso en el mercado laboral, sino el acceso a la universidad; sin embargo, su trayectoria educativa (sus calificaciones) le guiarán en una senda u otra… ¿Cómo motivar a los alumnos para que sean más eficientes? Si me lo permites, y parafraseando el slogan de Apple de hace décadas «Think different»… ¿Cómo hacer las cosas diferentes en educación para obtener resultados distintos (y a ser posible, mejores)?
Si ponemos el foco en las calificaciones, creo que en la mayoría de los casos será muy difícil generar la motivación necesaria que guíe los esfuerzos de los alumnos. Pienso que debemos generar ilusión en lo que tenemos que aprender y de nuevo debemos ser capaces de involúcrales en el proceso. Rosa Liarte dice que cuánto más exigentes son los retos y proyectos que propone a sus alumnos, estos dan lo mejor de sí mismos. Es importante enmarcar los contenidos de aprendizaje en contextos que tengan sentido para los alumnos. El objetivo no debe ser la universidad sino la pasión por aprender.
La competitiva sociedad en la que vivimos lleva a un celo excesivo, rayando en la obsesión de muchos padres, para que los hijos obtengan buenas notas, las más altas posibles…¿Considera acertada esa decisión de «crear» niños ultrainteligentes descuidando valores éticos? ¿Qué deben exigirles unos padres a sus hijos?
Recientemente leí un estudio dónde se había demostrado que cuando asociamos la inteligencia de los niños a sus logros, el típico “que listo eres”, la consecuencia de esta herencia es formar adultos que cuando tiene que enfrentarse a un reto complejo donde se vislumbra la posibilidad del fracaso, estos adultos tienden a evitar enfrentarse o abandonar ante las primeras dificultades generando graves problemas de autoestima. Es decir adultos poco resilientes.
Mientras que si estos niños han vivido en una cultura donde la tendencia es asociar logros a atribuciones relacionadas con el esfuerzo y el compromiso, parece ser que se convierten en adultos sin miedo al fracaso, mas resilientes y por lo tanto con mayores opciones de éxito ante los retos de la vida adulta. Así que yo llamaría la atención sobre esta cuestión puesto que la formación universitaria no parece ser tan relevante frente a los retos del futuro.
Esto no quiere decir que una buena formación no sea un gran recurso para una buena calidad de vida, pero una buena formación hoy en día no pasa exclusivamente por la formación universitaria. En definitiva creo que es más relevante educarles en la cultura del esfuerzo, el compromiso y el respecto por los demás.
Algunos centros educativos se sirven de «apoyos» que los niños identifican fácilmente (reggaetón, fortnite) para sus clases. ¿No sería conveniente detenernos y sopesar a dónde nos puede llevar determinadas «manifestaciones artísticas»?
Efectivamente creo que los valores en términos generales que se trasmiten en las canciones de reggaetón no son los que yo quiero para mis hijos. Pero la cuestión es si se hace con sentido pedagógico o simplemente como una filigrana efectista de cara a los chavales. Me es difícil responder puesto que desconozco el uso concreto que se hace de estos recursos. No creo que nada sea malo o negativo en sí mismo, la cuestión es generar criterio sobre las cosas.
Por cierto, hace años se alertaba que determinados vídeo juegos podrían llegar a provocar epilepsia. De juegos como Fortnite no hablan precisamente lindezas y establecen los expertos que provoca ansiedad y una dependencia total del juego. ¿Qué opina del fenómeno Fortnite? ¿Estima que debería ampliarse la regulación para evitar casos de dependencia?
Creo que hay que ser muy prudente con este tema puesto que son fenómenos muy nuevos de los que apenas tenemos experiencia. Desde luego los datos de investigaciones incipientes parecen preocupantes respecto al fenómeno de adicción a las pantallas en general.
Habría que analizar desde qué valores trasmiten estos juegos, cómo estos valores tienen incidencia en el desarrollo del carácter y la personalidad de los niños.
Debemos estar muy alerta al fenómeno de la adicción. Son actividades que generan emociones muy potentes relacionadas con la excitación y el placer pero también muy exigentes en cuanto a activar dispositivos neurofuncionales que deben estar en alerta durante periodos muy prolongados y esto está íntimamente relacionado con el estrés. Desde luego lo que no podemos negar es que se están detectando casos que ya no podemos considerar una anécdota que recuerdan de forma alarmante a las anifestaciones fisiológicas y conductuales relativas a adicciones y sus dependencias.
Pero insisto, creo que debemos ser prudentes y estar muy pendientes de lo que se va descubriendo gracias a la investigación.
Los Centros CADE, como especialistas en tratamiento de patologías del aprendizaje relacionadas con el fracaso escolar y social de niños que presentan dificultades específicas como dislexia, retrasos del lenguaje o hiperactividad -entre otras- también tenéis una unidad que atiende a adultos. ¿Qué patologías aparecen con mayor frecuencia en los adultos y por qué?
Bueno, entiendo la pregunta en relación a cómo evolucionan estos pacientes en su etapa adulta. Lo primero, decir que la mayoría de estos niños si han tenido una atención adecuada en su infancia y juventud tanto familiar como terapéutica suelen evolucionar con total normalidad. Teniendo vidas sanas y productivas.
Pero cuando las cosas no han sido favorables, nos encontramos con muchas patologías relacionadas con el estado de ánimo, depresión y ansiedad. También gente con la autoestima muy afectada y la mentalidad de crecimiento en ruinas.
La mentalidad de crecimiento es la conciencia/ creencia personal que con el esfuerzo y el trabajo sostenido en el tiempo se puede mejorar significativamente. También nos encontrarnos problemas relacionados con el consumo de sustancias. Trastorno del comportamiento y sus dificultades adaptativas consiguientes tanto a nivel personal como laboral.
Cómo deberían prepararse los Colegios cuando en sus aulas llegan niños con dislexias, TDAH, etc?
Lo paradigmático de esta cuestión es que los niños con dislexia solo tienen una dificultad específica para el aprendizaje de la lectura, en muchos casos presente mayor dificultad para aprender idiomas; pero no tienen por qué tener dificultad en otros aprendizajes. Y los niños con TDA-H son todo un reto para un sistema que pretende seguir teniendo a los niños sentados durante horas, prestando atención constantemente. Sabemos que si hiciéramos las cosas de forma diferente en los procesos de enseñanza, estos niños estarían perfectamente integrados.
Lo paradigmático -como decía- es que cambiando la forma de enseñar, ilusionando a los alumnos con lo que tienen que aprender, haciéndoles participes y sujetos activos del proceso, estos niños se integran significativamente mejor y mejoran los resultados en sus procesos de aprendizaje, de la misma forma que el resto de alumnos. Invito a preguntar a aquellos maestros que utilizan metodologías activas y diseñan procesos que ilusionan a sus alumnos.
A los niños de los años 80 nos decían que teníamos que estudiar idiomas para ser «competitivos»; en los 90, informática…¿Que deberían estudiar hoy los niños para que sean competitivos -en el mercado laboral, entiéndase- en el año 2040?
En realidad estudiar y estudiar no parece que sea la cuestión. Deben adquirir y desarrollar competencias que les permitan tener capacidad crítica, competencias relacionadas con el aprender a aprender, puesto que van a vivir una sociedad que cambia a tal velocidad que van a estar reseteando y reciclando conocimientos constantemente. Deben desarrollar competencias que les permitan una buena resilencia. Debemos alimentar su mentalidad de crecimiento puesto que está íntimamente relacionado con ser perseverantes y luchar por nuestros objetivos (en fin, esta pregunta da para un artículo).
Un director de una academia de idiomas comentó hace años que un elevado porcentaje de sus clientes insistían en llevar a sus hijos al extranjero, más allá que para afianzarse en un idioma, «para que espabilen». ¿Sobreprotegemos los padres demasiado a los niños?
Sí. Las sobreprotección del presente es su fragilidad a futuro. Igual que decir a los niños que son mejores de lo que en realidad son. Y sin embargo somos poco exigentes con que se esfuercen y se comprometan.
Creo que viajar y conocer otras realidades es algo muy relevante a nivel educativo, suele estar relacionado con la amplitud de miras y de tolerancia. Ahora bien, no todo el mundo se lo puede permitir, aunque en la era digital la cosa parece más fácil.
Es fundamental crear escenarios de autonomía para los chavales, dejadles hacer, dejadles volar, por eso es tan importante dotarles de competencias para que lo hagan en las mejores condiciones y que puedan generar sus propias experiencias y oportunidades.
Sin necesidad de meternos en arena política, en apenas 5 años los españoles hemos sido convocados 4 veces a las urnas. ¿Hasta qué punto la educación (por su defecto, por sus formas, etc.) es clave en la toma o no de acuerdos entre las distintas opciones políticas?
En todo punto una buena educación fomenta ciudadanos cultos, críticos y comprometidos. No olvidemos que la felicidad objetiva que las sociedades buscan, es decir una sociedad justa, solidaria, sana, etc., requiere de ciudadanos comprometidos y esta participación a día de hoy sigue en gran medida pasando por la política.