Una característica diferencial donde la inmensa mayoría de los colegios (mayormente concertados) ponen el acento -principalmente en fechas de captación de alumnos- es en su enseñanza bilingüe. Ahora bien, siendo críticos con los resultados, ¿realmente los niños son capaces de hablar con soltura un segundo idioma al término de la ESO si han estudiado en sección bilingüe? ¿Cuáles son los principales errores (y aciertos) en esta formación en dos idiomas? Hoy hemos entrevistado a Toni García Arias (director Colegio Joaquín Carrión de San Javier, Murcia) un docente todo terreno, poeta, conferenciantes, periodista y -por supuesto- maestro. Ha sido, hasta ahora, y entre otras cosas Premio al mejor docente en Educación Primaria en 2018.
En los últimos años se ha dado una gran importancia al hecho de que los niños sepan expresarse en otro idioma y, al amparo de esta idea, surgieron los colegios bilingües. Centros (concertados y públicos) que enseñaban ciertas asignaturas en otro idioma (mayoritariamente el inglés). ¿Sería correcto hablar de centros bilingües -en este caso- ante centenares de colegios que enseñan la mitad de su currículo en otro idioma? ¿Por qué?
Yo soy bilingüe en gallego y español. Hablo indistintamente los dos idiomas. No hago un esfuerzo en traducir. Ni siquiera soy consciente de que cambio de idioma cuando hablo con personas que, cuando estamos en un grupo, hablan español o gallego. Decir que nuestro sistema educativo consigue alumnos que son bilingües en inglés y en español es tremendamente pretencioso. No creo que lleguemos ni a la mitad de ese propósito. Hace poco conocíamos que los españoles seguimos a la cola de Europa en el nivel de inglés y hemos empeorado por quinto año consecutivo, según el ranquin mundial EF EPI. Está claro que si nuestro sistema de enseñanza del inglés fuese tan bueno como quieren hacernos creer algunos, mejoraríamos en este ranking. Esto no significa que algunos centros no estén consiguiendo buenos resultados, pero, mayoritariamente, no.
¿Cómo estimas que debería alcanzarse el éxito para hablar de auténticos centros bilingües de enseñanza?
Hay dos problemas principales que se deberían solucionar. En España, como ya es habitual, se ha empezado la casa por el tejado. Al inicio, se creó un sistema de enseñanza bilingüe sin tener a los profesionales formados. Por eso, lo primero es formar a los docentes, con cursos de perfeccionamiento de la lengua inglesa en el exterior de tal manera que hablen inglés con fluidez casi como en su propio idioma. Esto nos garantiza que el nivel que ofrecen a los alumnos es elevado. Además, este profesorado necesita formarse también en el lenguaje técnico de la materia, y eso se consigue con cursos de formación especializados.
Por otro lado, para hablar de bilingüismo real hay que convertir a la escuela en un lugar donde se hablen las dos lenguas de manera indistinta y de manera habitual. No solo a través de dos o tres asignaturas. La lengua inglesa tiene que estar presente en charlas, en visionado de películas, en conversaciones, en libros de la biblioteca, etc. Debe, además, tener un carácter funcional, para lo cual es necesario recibir visitas de alumnos y profesorado extranjero y realizar visitas al exterior.
Además, hay que tener en cuenta que se requiere, ya desde pequeños, que los padres eduquen a sus hijos en el bilingüismo, leyendo y viendo dibujos y películas en inglés y hablando con sus hijos en ese idioma. La infancia es la edad ideal para comenzar el aprendizaje de dos lenguas.
¿Cuáles son -a tu juicio- los errores que se están llevando a cabo en el plan bilingüe de enseñanza?
Hace años, cuando se puso en funcionamiento el programa bilingüe en la mayoría de las comunidades autónomas, yo señalé en un artículo publicado en un periódico que me parecía un error impartirel área ciencias naturales en inglés. Si tenemos en cuenta que el aprendizaje de la lengua inglesa debe tener sobre todo un componente comunicativo, no era defendible pedagógicamente utilizar una asignatura con un leguaje tan técnico. Ese error lo están pagando los niños que comenzaron con aquel sistema. Por otro lado, en la ESO, se utilizó el bilingüismo como medio de segregación: solo los alumnos con mejores notas podían acceder al programa bilingüe. Obviamente, no podemos convertir el bilingüismo en un sistema selectivo. Además de esto, debemos corregir los aspectos quehe mencionado antes: la formación del profesorado y la inclusión de la lengua como medio de comunicación habitual.
¿Crees que el bilingüismo, tal y como se concibe en la escuela, hace que los alumnos sepan mejor el idioma?
A mi juicio, y después de hablar con muchísimos compañeros y comprobar los resultados, creo que los alumnos salen del instituto con un aumento del vocabulario, pero con una baja capacidad comunicativa. Está bien saber cómo se dice vellosidad intestinal en inglés, o mitocondria, o derivada, pero lo más importante es poder comunicarte de manera fluida en una conversación coloquial.
Muchos de los docentes que enseñan en otro idioma no son nativos. ¿Consideras que no ser nativo es un hándicap para enseñar «science» en inglés?
Evidentemente, se presupone que un nativo sabe hablar mejor su idioma que una persona que lo ha aprendido, pero eso es relativo. Mira los contertulios que aparecen en algunos programas como Sálvame o Mujeres y hombres y viceversa o Gandía Shor. Son españoles pero subsisten con 100 palabras. Saber hablar español no nos capacita para dar clase de español. Si el no nativo tiene un buen conocimiento del idioma y el vocabulario del área, y habla con fluidez, no creo que existan enormes diferencias. De hecho, a veces nos vienen a los centros educativos auxiliares de conversación que, por sus características, no aportan gran cosa. En ese terreno, la administración debería pedir un mínimo de formación didáctica.
La sociedad avanza a pasos agigantados. Obviamente, creemos que nadie dirá que hablar un segundo (o tercer) idioma esté mal. En los años 80 parecía crucial que los alumnos supieran manejarse delante de un ordenador (esto parece que ya está superado) y en la etapa actual nos estamos volcando para que los niños «sepan» dicho segundo idioma. ¿Cuáles estimas que deben ser las competencias y/o habilidades (herramientas) que deberá tener un alumno para ser competitivo en el futuro mercado laboral?
Hace 20 años llevé a cabo un proyecto de revista escolar donde los alumnos escribían los textos en el ordenador, editaban imágenes y maquetaban. El inspector del momento me prohibió llevarlo a cabo porque aquello no estaba recogido en el currículo. La escuela siempre va por detrás de la sociedad, y muchas veces por culpa de la inutilidad de los responsables máximos. Hoy en día, debemos darnos cuenta de que el mercado laboral cada vez es más exigente, y por eso es fundamental intentar “adivinar” qué herramientas necesitarán nuestros alumnos. A mi juicio, los tres pilares fundamentales son: uso de nuevas tecnologías, idiomas y competencias de emprendimiento y trabajo cooperativo. En el norte de Europa y Estados Unidos, en las entrevistas, ya no te preguntan por el título, sino por tus competencias y habilidades, por lo que sabes hacer.
Mencionaba Juan Manuel de Prada en su columna hace meses que «el conocimiento del propio idioma es cada vez más lastimoso. Así se forman sucesivas generaciones de analfabetos bilingües». Parece con esta afirmación que ni se aprende el idioma ni el contenido. ¿Hasta qué punto estás de acuerdo con Prada? ¿Por qué?
Creo que son dos cosas distintas. El empeoramiento del conocimiento de nuestro idioma no se debe a que los alumnos estén recibiendo clases de algunas materias en inglés. Los niños desde pequeños pueden aprender dos idiomas con absoluta fluidez y perfeccionamiento. El problema del empeoramiento en el aprendizaje en nuestra lengua se debe a un descenso de la lectura y de la cultura en nuestro país. Y a un cierto despreciopor hablar bien. Vivimos enuna época donde aquellos que hablan con corrección son considerados unos pedantes y donde la vulgaridad en el habla es muy valorada por la gran mayoría. Ni siquiera en la prensa se escribe ya bien. Encuentras errores garrafales que, hace años, hubiese supuesto el despido del periodista.
¿Qué preparación mínima necesitaría un docente para impartir una clase en otro idioma?
Hoy en día las titulaciones de idiomas se han convertido en un negocio. Esto se debe a que las empresas y el propio estado se aprovechan de la necesidad de los docentes de tener un título de inglés para poder dar clase. Es como el negocio de los masters. Al final, en muchas ocasiones pagas un dinero por un título. Sin embargo, la formación no va en proporción a lo que pagas. Para poder impartir clase en otro idioma no vale con un título: tiene que haber una formación continua. Si sacas un B2 y luego solo hablas en inglés las horas de clase con el vocabulario más básico, no estás preparado para dar clase. La administración debe ofertar cursos de reciclaje y formación específica a los docentes de idiomas, de tal manera que profundicen tanto en la fluidez como en el lenguaje técnico.
¿Cómo se está llevando a cabo estas inmersiones bilingües en colegios de Francia o Inglaterra?
En muchos países europeos con programas bilingües se ha realizado un enorme esfuerzo en la formación del profesorado en el idioma extranjero. Además, algunos de esos países cuentan con auxiliares nativos con conocimiento de didáctica, se han creado secciones europeas y muchos centros cuentan con la figura del coordinador de idiomas con un peso importante dentro de la escuela. Por ejemplo, en Alemania se establece la primera Sección bilingüe en el país en 1969, una sección franco-alemana motivada por el Tratado de Amistad. En Francia, la asignatura de lengua extranjera es una de las denominadas «básicas» en el segundo tramo parte de la educación secundaria (Lycées) en centros generales y tecnológicos, al igual que matemáticas, física/química o lengua y literatura francesa. Tienen experiencia desde 1970.
Por su parte, en Inglaterra no tienen una tradición en la enseñanza de una segunda lengua. En realidad, fue a partir del 2010 cuando se hizo obligatoria la enseñanza de una lengua extranjera. Es lo que tiene ser la lengua comercial por excelencia.
¿Hasta qué punto el proceso de enseñanza bilingüe está desvirtuando el hecho mismo de «educar»?
Creo que es compatible educar y aprender un idioma extranjero. El problema surge cuando en la mayoría de las ocasiones quien legisla en educación no tiene ni idea de educación. Muchas veces son políticos y profesores universitarios que son muy técnicos en lo suyo pero que hace años que ni pisan un colegio ni ven un niño. Para que la educación de este país mejore, la administración debería contar con la opinión y experiencia de más maestros y profesores.
¿Cómo influye una correcta educación emocional del alumno en preparar a dicha persona para el futuro?
La educación emocional es fundamental hoy en día. Nuestros alumnos cada vez llegan más desvalidos en el ámbito emocional y los padres cada vez se ocupan menos de esta parte de la educación. La educación emocional es fundamental para la mejora del rendimiento no solo emocional sino también académico. Sin embargo, hoy en día se confunde la educación emocional con la educación de la felicidad. Para trabajar las emociones no basta conrealizar actividades donde los alumnos se diviertan y disfruten. Para trabajar las emociones a veces hay que llorar, porque para educar emocionalmente hay que educar en la frustración, en la rabia, en los celos, en la envidia, en el miedo, etc.
Muchos colegios han pasado de la robótica y la programación a la emprendeduría y, en muchos casos, bajando la edad de acceso a educación infantil. ¿Crees que el cerebro de un niño puede asimilar roles tan asociados a adultos (emprender)?
Si entendemos el emprendimiento como la participación activa en la sociedad, sí. El emprendimiento solo en el ámbito laboral o comercial, no. Desde hace unos cinco años llevo un proyecto con mis alumnos de 6º de Educación Primaria que se llama “Alumnos emprendedores, ciudadanos activos” donde enseño a los alumnos a crear un restaurante, a realizar un menú, a crear una empresa con su logo y su página web, pero también a hacer cortometrajes, a leer etiquetas de los productos, a buscar soluciones para el medio ambiente del municipio de tal manera que los alumnos formen parte activa de la sociedad y aprendan conocimientos y valores al tiempo que desarrollan su capacidad de análisis crítico y su autonomía.
Echemos por tierra el axioma de Francisco Mora de «sólo se aprende lo que se ama«. Tú manifiestas que también es posible aprender desde el odio, por la venganza… ¿Cómo puede un docente canalizar este mensaje, de que es posible aprender desde múltiples estados anímicos?
Últimamente es muy frecuente oír frases como que “solo se aprende lo que se ama” o “sin emociones positivas no hay aprendizaje”. Eso es absolutamente falso. Es bonito, pero es falso. Los seres humanos empezamos a aprender por pura subsistencia, para adaptarnos al medio y no morir. Hay personas que se aprenden frases famosas para soltarlas en cualquier charla por pura vanidad. Cuando un terrorista aprende a crear un explosivo no aprende por amor. Es decir: se aprende con cualquier emoción. Lo importante en la educación no es tanto la emoción como la motivación. Aprendemos porque estamos motivados. Y esa motivación puede nacer del amor o de la venganza. Lo que tenemos que conseguir es que los alumnos se emocionen con aprender, no con una actividad determinada. Los alumnos deben amar el aprendizaje; saber hoy más que ayer. Pero, además, debemos generar en el alumno esa capacidad para superar fracasos, para levantarse en las caídas, para superar situaciones familiares o entornos complicados, para seguir luchando a pesar de los problemas. Debemos enseñarles a gestionar todos los estados de ánimo y a que, del amor o del dolor, siempre se puede extraer un aprendizaje.
Hace tiempo entrevistamos a Lucía Esther Quintero, también Mejor docente de Secundaria por EDUCAAbanca, y explicaba cómo había introducido en la asignatura de Educación Física Realidad Aumentada/Virtual, gamificación, etc. ¿Qué hace diferente Toni García para que sus alumnos aprendan de manera constante en sus clases?
En mis clases el componente emocional siempre está presente. Cualquier momento es bueno para hablar de emociones, de sentimientos, de lo que amamos y de lo que odiamos, de lo que tememos, de nuestros problemas puntuales… Hay un clima de confianza que permite que los alumnos se abran completamente. Además, yo soy una persona muy pasional, y creo que eso motiva mucho a mis alumnos. Para las actividades y proyectos que realizamos, les explico siempre el por qué y la funcionalidad que tiene lo que vamos a realizar en la vida real. Partimos de la vida real para crear proyecto. Hacemos proyectos del aprendizaje de la lengua a través del cine, de creación de empresas, de impresión en 3D, de spots publicitarios, de creación de menús saludables,… y a través de esos proyectos aprendemos ciencias, matemáticas o lengua.
Mencionabas en una entrevista que las escuelas deben ofrecer el mayor número de experiencias para que los niños puedan descubrir sus propios talentos. Esto cómo debería hacerse (captar ese talento), ¿desde el ámbito curricular o bien extraescolar?
Por lo general, la escuela solo ofrece una posibilidad de éxito. Solo los alumnos con mejores notas en lengua, matemáticas y ciencias alcanzan el éxito. Cuando yo era alumno, como suspendía todas las asignaturas “importantes”, los profesores me ponían un suficiente en educación física o plástica., a pesar de que luego jugaba en primera división de fútbol o ganaba concursos de dibujo autonómicos. La escuela debe aprender a valorar a los artistas, a los deportistas, a los solidarios, a los amables, a los que son unos genios con el ordenador, a los que presentan los trabajos de manera original, a los que hacen magia, a los que montan unos videos de calidad, a los que les encantan los experimentos… Y, para ello, el centro debe ofrecer el mayor número de experiencias. Un alumno con unas cualidades maravillosas para la natación o para el hockey o para la pintura jamás descubrirá sus capacidades si no puede desarrollarlas. Las actividades extraescolares están bien, pero es en la escuela donde deben tener cabida todos esos talentos porque en la escuela educamos a todos los niños y no solo a los que van a ser médicos o ingenieros.
Señalabas que los «colegios son sucios, feos y poco atractivos para estudiar». Describe cómo sería tu colegio ideal, cómo deberían ser las aulas de un colegio del siglo XXI
En nuestro país no le damos importancia a la parte estética de los colegios. Excepto algunos de nueva construcción, los colegios públicos españoles son antiguos y con espacios y materiales insuficientes. Para educar a nuestros alumnos, debemos tener aulas amplias, con salas de profesores cómodas, pabellón deportivo, salón de actos, aula de experimentos, aulas de música con todos los instrumentos, aulas de cocina,… En los centros educativos deberían existir distintos espacios en las aulas según las actividades. Para mi gusto deberían ser aulas temáticas por donde los alumnos van pasando. Por ejemplo, en el aula de letras debería haber un rincón con moqueta para la lectura, una zona de disfraces para la teatralización, una mesa con un ordenador de consulta, una mesa de trabajo grupal, sillas de diferentes formas, etc. Lugares atractivos para la concentración y el aprendizaje.