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Singladura forjó hace años una estrecha colaboración RedEx, estudio que dirige José Picó, quien se define -además de como arquitecto, como humanista y con un elevado compromiso respecto al sector educativo. La conjunción de ambas entidades se materializó en Espacios Maestros, cuyo fin último es ayudar a las Instituciones Educativas a modificar su actual paradigma para adecuarlas a las necesidades y requerimientos propios del siglo XXI.
Así, en base a estas premisas, Picó elabora su heptálogo de hábitos que caracterizan a las escuelas altamente innovadoras; “y que -por desgracia- gran parte de nuestros colegios en España no cumplen”, matiza Picó.
Picó propone que los colegios presten más atención a la recompensa de los niños en entornos de equipo. Bien es cierto que resulta más fácil evaluar a un niño de manera individual; pero cualquier proceso creativo es -en realidad- un trabajo de equipo, donde la colaboración y cooperación entre los individuos es crucial. Qué mejor imagen para ilustrar esta teoría que el escáner de un cerebro aprendiendo del profesor versus aprendiendo en equipo con otros compañeros, mostrando una mayor actividad cerebral.
Hace unos meses escribíamos en este blog que a los niños debemos dejarles asumir ciertos riesgos, que sepan perder… Tenemos que tener en consideración que superar un fallo forma parte sin duda tanto del aprendizaje así como base de la propia autoestima.
Esta idea está directamente relacionada con el mundo de la creatividad, donde se presupone la asunción de correr riesgos a partir del ensayo, prueba, error e interacción. Sin esta base nunca habrá innovación. En este sentido, comprobamos cómo ya hay colegios que aceptan esta premisa como base fundamental del proceso de aprendizaje de los alumnos, provocando que éstos sean mucho más creativos e innovadores (a pesar, obviamente, de todos los errores que cometen).

4.- Evitan el consumo pasivo y promueven la creación de conocimiento y el espíritu crítico
Podemos pensar que hay dos tipos de colegios: aquellos donde los alumnos acuden diariamente y reciben un “bombardeo” de productos “de aprendizaje” pensados ad hoc, cuyo fin último parece que es facilitar el proceso de aprendizaje.
Otro tipo de escuela no consume conocimiento (aprendizaje) de manera pasiva, sino que -de manera proactiva- se crea ese conocimiento; y ¡además se comparte! Son colegios donde los propios escolares producen sus propios aprendizajes. Como vemos -otra vez-, el aprendizaje parte de la creatividad, de la innovación. Se trata de que los niños “aprendan haciendo o creando”.
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El trabajo cooperativo en las aulas, crear contenido entre los propios alumnos será de obligado cumplimiento. |
5.- Cuentan con incentivos intrínsecos para el aprendizaje
Picó apela a una motivación intrínseca del alumno. Es decir: que dicha motivación nos haga perseguir propósitos de ser mejores, crecer como personas, colaborar con nuestros semejantes, etc. Esto es, mediante la motivación intrínseca ayudaremos a gestar un mundo mejor, más equitativo e igualitario.
6.- Potencian las disciplinas relacionadas con el arte y las humanidades
¿En qué materias debería el futuro sector educativo enfatizar su apuesta? A priori cualquier apuntaría a asignaturas relacionadas con la emprendeduría, robótica y tecnología…Sin embargo, la realidad es otra muy diferente. Por sorprendente que parezca el actual sistema educativo español se empeña en reducir a pasos agigantados horas de clases de arte y humanidades (filosofía, música, plástica) … y que -paradójicamente.- son las asignaturas que la prestigiosa universidad especializada en tecnología de Massachusetts pone toda su atención. El MIT obliga a sus alumnos a que cursen un mínimo del 25% de horas lectivas de música, literatura, plástica o historia.
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Absoluta reivindicación de las Humanidades en la escuela; incluso cuando se centren en materias tecnológicas. Hay que volver a enseñar a pensar, a dudar. |
- Permite concentrar la atención de los chavales, profundizando en su interioridad.
- Fomenta la perseverancia y les capacita para afrontar lo inesperado
- Ofrece un amplio espectro de perspectivas para poseer diferentes aproximaciones del mundo que les circunda.
- Evidencia que las ideas se pueden convertir en realidad a través del emprendimiento.
- Aprenden a expresarse y a comunicar sin necesidad de palabras.
- Enseña a tener buen juicio sobre las relaciones cualitativas.
- Demuestra que no hay una sola solución para los problemas y que las preguntas pueden tener más de una respuesta.
- Facilita el aprendizaje de las habilidades individuales y las cooperativas, aumentando la confianza en sí mismo y favoreciendo el trabajo en equipo.
- Desarrolla las habilidades creativas.
- Fomenta la tolerancia y la apertura de miras.
7.- Poseen espacios flexibles, alegres y creativos que estimulan la imaginación
Loris Malaguzzi, el gran pedagogo italiano de los años 50 del pasado siglo, hablaba de los tres maestros que todo niño y joven tiene: el primero, los adultos, sus profesores, padres y familiares; el segundo, los otros niños, sus compañeros y amigos; y el tercero, el entorno construido, su colegio, su casa, su ciudad. Es evidente que el espacio es un elemento más de la actividad docente, el llamado tercer profesor. El ambiente del centro y del aula constituye un instrumento imprescindible para el aprendizaje de las habilidades creativas.
En este sentido, y como ya apuntara Francisco Mora en este blog, existe una enorme divergencia en los resultados académicos de niños que estudian en clases dotadas de grandes ventanales con luz natural frente a otros niños que tienen que aprender en entornos pobremente iluminados y clases estrechas. Así, Mora pone de relieve la relación directa ente la arquitectura de los colegios y el resultado final, que se traduce en una mejor predisposición para el aprendizaje en caso de aulas debidamente diseñadas.

Por ello reclamamos que se configuren espacios que sean versátiles, divertidos, alegres; que estimulen la imaginación y la creatividad; y que nos permitan desarrollar adecuadamente nuevas dinámicas de aprendizaje como las inteligencias múltiples, flipped classroom, trabajo cooperativo, actividades maker o de networking-coworking con padres. Todo ello sin olvidar que -técnicamente- cualquier espacio debiera ser óptimo para el aprendizaje, para la creatividad y la innovación.
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