acerca de un momento realmente apasionante.
«Pensando en el colegio Pasteur, que
iniciará su andadura a partir de septiembre, la nota característica es que
prácticamente todos los alumnos de este colegio habrán nacido en el siglo XXI; y este detalle
ya les significa.
revista y se pregunta si la revista puede estar rota, porque ella interactúa,
toca la revista, pero la revista no la da ninguna respuesta. Se llega a
plantear -incluso- si su dedo no funciona, porque ella presiona pero la revista
no reacciona. Prueba su dedo sobre su muslo y piensa que el dedo está bien. Es, en definitiva, algo anticuado para ella. La niña solicita un
juguete que resulte atractivo para ella y que la llame la atención (una
tableta). Y este es el entorno en el que los niños se están educando, pudiendo
pasar horas y horas delante de la tecnología sin percatarse del tiempo que está
trascurriendo. Pero su búsqueda es siempre de análisis, de comparación de toda
esa información que reciben, “estimulando constantemente su creatividad”. Hay
que ser muy cuidadosos con la creatividad de los menores. No hay que coartarles
la creatividad. Silvia se ha referido a la anécdota de Sir Ken Robinson, cuando
le preguntó a una niña “¿Qué estás pintando?» La niña respondió que estaba
pintando a Dios, a lo que Robinson le replicó que eso era imposible porque “nadie
ha visto nunca a Dios”. “Deme un par de minutos que termine”, le repuso la
niña. Los elementos que caracterizan a los niños nacidos en el siglo XXI, y que ha quedado en definirse como Generación .Net, es que reciben imágenes a través de una comunicación así como la interacción de dicha comunicación.
que estamos viviendo la globalización 3.0. La globalización 1.0 coincide con el
descubrimiento de América, donde el foco de atención eran los países, es decir,
sumar territorios. Una segunda globalización fue en torno a 1800, donde el foco
se puso en la creación de empresas, en la riqueza, en la revolución industrial.
Y la 3.0 pone el foco de atención en la persona. Y supone una oportunidad increíble
para los investigadores y los docentes al entender a cada persona como una unidad. La
tecnología es el único instrumento que ha permitido llevar la información al
cerebro, para que éste procese esa información, convirtiéndola en conocimiento.
Pero el cerebro pertenece a un cuerpo, y ese cuerpo también necesita su propio
desarrollo, siendo capaz de discernir entre el bien y el mal, siendo el entorno
quien le configura.
con el paso del tiempo. Al principio nos
centrábamos mucho en la figura del profesor, siendo éste el único que utilizaba
la tecnología. Luego, hemos dado un gran
paso y hemos consensuado que la importancia real debe estar en el alumno, devolviendo
el protagonismo al niño en el proceso educativo. Hoy podemos hablar de aulas
interconectadas, donde aprendemos entre iguales, con un profesor que es capaz
de abrir espacios de aprendizaje. Y los niños adquieren conocimiento gracias a
sus profesores e incluso a través de personas que –posiblemente- jamás tengan
oportunidad de conocerse presencialmente, pero que gracias a la red podrán
conocer y contactar, porque son mente abiertas.
que nuestra inteligencia nunca será superior a la suma de la inteligencia de
todos. Es decir, tenemos que poner nuestra inteligencia al servicio de otros, desarrollar nuestro propio talento; y el talento será al final la suma de esas
características y atributos. Y este es el reto de los padres hoy: descubrir el
talento de nuestros hijos, descubrir el talento de nuestros alumnos, que no sean una imagen de lo que querrían ser. Cuando los niños usen las redes sociales hay
que enseñarles a que sean ellos mismos, en el mundo online; y ellos mismos en el
mundo offline, en cualquier situación, puesto que el rastro en Internet nunca
se borra. Hay que enseñarles a que sean auténticos y con seña de identidad.
empresas de RRHH buscan el rastro que el candidato ha dejado en la red. La clave
está en poder ser serviciales y ayudar a nuestros compañeros, porque tenemos una
visión del mundo coherente.
es donde hay que centrar al nativo digital que, en el fondo, no tiene
contenido; tiene intuición pero hay que darle –a través del profesorado- información.
En este sentido, hay que contar con recursos para protegerles en la red
(Twitter de la policía, software de control parental, etc.) Los datos generan información. Pero esta información ya no es
sinónimo de poder, pues está al alcance de cualquiera. El poder está en el
conocimiento, que es aquello que cada uno hace suyo, para convertirlo en sabiduría».