El curso 2019/20 casi con total seguridad pasará a la historia como el curso del confinamiento, el curso del covid19; un curso para muchos profesionales y, para la sociedad en general, perdido debido a la ausencia de escolares en colegios y teleformándose desde sus viviendas. Sin embargo, sobre todo en Educación Primaria y el primer ciclo de ESO, se ha podido comprobar cómo dicha reclusión puede incidir de manera positiva en la educación de los menores. Para ello hemos entrevistado a Covadonga Cosmen, profesional especializada en Metodología Montessori y Fundadora y Mentora de Grace Montessori School
A raíz del covid19 el 100% de las escuelas llevan más de un mes cerradas y todos sus alumnos en casa. Mientras muchas voces hablan de un curso perdido, otros (pocos) ven una gran oportunidad desde el punto de vista de aprendizaje con el confinamiento. Covadonga Cosmen, especializada en Metodología Montessori va a abrir el próximo curso, su Centro “Grace Montessori School”. ¿A partir del confinamiento, qué nuevas facetas se han despertado en los niños que resultan tan interesantes recalcar y que están íntimamente ligadas con Montessori (cocinar, tareas domésticas, etc.)
Es como todo en la vida: dependiendo de tus circunstancias personales, de tu ánimo, de tus ganas…” todo depende del color del cristal con que se mire”. Una opción es mirar el vaso medio lleno; por eso estos días aunque siendo un gran reto, ojalá estén llenos de oportunidades para todos, incluidos los niños.
Lo más importante es cultivar la relación, aprovechar para conocer facetas de tu hijo que quizás no sabías que tenía. Sé que es un reto cuando eres padre, madre, teletrabajando y encima ¿profesora?; no me refiero a ser perfecta, pero pensemos que quizá sea raro que volvamos a tener tanto tiempo seguido con nuestros niños… Por eso aprovechemos para observar y descubrir juntos.
Montessori es una educación basada en el desarrollo y las facetas a recalcar en este “cultivar la relación”, son aquellas que fomenten un desarrollo positivo en cuanto a habilidades físicas, psicológicas y emocionales. Durante los primeros 6 años de vida, esas “facetas” se centran en todo lo que tenga que ver con el desarrollo, coordinación y sentimiento de pertenencia al grupo. ¿Cómo podemos hacer eso? No hay una única manera, aunque el entorno de la cocina es un buen ejemplo. A los niños les gusta imitar lo que ven a su alrededor porque su naturaleza les lleva a hacerlo y sentirse parte. ¿Y si les dejamos que nos ayuden un poquito y fomentamos su autonomía?, ¿y si nos ayudasen a preparar un zumo de naranja? o… ¿a ordenar los cubiertos limpios del lavaplatos?
El día a día, lo que en Montessori llamamos actividades de la vida práctica, es la clave para organizarles actividades a los niños, no solo porque les entretiene, sino porque son evolutivamente apropiadas para su edad. La lista puede ser tan extensa y creativa como queramos: ¿quizá puedan depositar la ropa a lavar en el cesto de la ropa sucia?, ¿podrían ayudarnos a regar una planta?… ¿Qué se os ocurre?
¿Por qué es tan necesario enseñar a los niños a llevar a cabo tareas cotidianas?
Porque necesitan “autoconstruirse”, necesitan hacer adquisiciones para ser funcionales en el día a día. Necesitan adquirir más independencia tanto a nivel físico como psicológico. Las tareas cotidianas, (actividades de vida práctica) hacen que el niño gane autonomía, y la autonomía está muy conectada con la autoestima. Las actividades del día a día siguen el interés del niño y ayudan a desarrollar lo que toca desarrollar. El niño necesita afecto, experiencia y movimiento, la naturaleza hará el resto…
La metodología Montessori es centenaria pero las necesidades de las familias a principios del siglo XX ya no son las mismas que las de una familia en la época actual. Sin embargo, multitud de familias ven grandes valores en Montessori. ¿Cuáles son esas esencias que siempre pervivirán?
Los niños son niños ayer y hoy. Aunque la civilización haya evolucionado enormemente desde los tiempos de la Dra. Montessori todos pasamos por la infancia y niñez. La esencia de la infancia ha sido, es y será la misma. Para mí el valor de Montessori reside ahí, en entender y respetar la esencia de las personas, en especial de la infancia. Esa esencia se basa en saber que cada niño es una “promesa para la humanidad”, que cada niño nace con unas potencialidades, las cuales se activarán en función de las experiencias e interacciones que el niño tenga. Esa sensibilidad y respeto por la infancia, que es un principio Montessori, pervive.
En multitud de ocasiones muchos padres observan que sus hijos no ponen interés en determinados aspectos (hacer una redacción sobre un tema propuesto por el profesor: el verano, las plantas…) Con la metodología Montessori esto cambia y el niño es quien elige sobre la actividad a trabajar ¿Cuáles son los pros y los contras de que sea el niño quien tome ese control?
Siempre es una ventaja permitir al niño seguir su interés en un entorno preparado. Subrayo entorno preparado porque, si no es así, se convierte en una desventaja y situación caótica: “Es que al niño le interesa explorar el impacto de los vasos contra el suelo y por eso le permito que experimente” No, la idea es que puedan seguir su interés y tengan libertad para hacer lo que es bueno para su desarrollo. ¿Romper vasos porque sí es bueno para ellos? No, ¿verdad? La idea es como las dos caras de una moneda, inseparables: libertad y límites.
La idea de Montessori de “dar control al niño”, de dar libertad, tiene todo el sentido porque funciona cuando hay límites claros y con sentido. Si el niño respeta esos límites tiene libertad para seguir su interés.
Seguir el interés es positivo. Pensemos cuándo es más fácil concentrarse; ¿cuándo nos aplicamos más?, ¿en algo que nos interesa o en algo que nos parece aburrido? La concentración en Montessori es como “El Dorado”. Se busca y, cuando aparece, se protege porque cuando un niño se concentra cognitivamente hay un desarrollo enorme… Gran parte del trabajo de las guías Montessori es observar y conocer qué le interesa al niño para ofrecer actividades constructivas que potencien su intelecto y su persona. Si en casa esta idea no funciona se puede pedir consejo a las guías. Escuela y familia forman parte del mismo equipo.
Las aulas Montessori están llenas de actividades, momentos, conversaciones… que van a hacer que el niño tenga que discernir, elegir qué hacer o no, saber esperar si lo que quiero está ocupado… con tiempo y sin presión perseverar con un material que es un reto… ensayo y error…; y adultos conscientes y preparados que irán dando al niño cierta cantidad de libertad para seguir su interés, en función del uso constructivo que puedan hacer de ella.
En regiones con grandes áreas rurales los alumnos se agrupan en CRAS (Colegios Rurales Agrupados) donde en la misma clase conviven niños de diversas edades. Multitud de docentes explican los grandes beneficios de tener niños de distintas edades juntos en un aula, en tanto en cuanto ellos se ayudan y complementan. Montessori agrupa a niños con edades en una horquilla de 3 años, promoviéndose valores como la socialización, respeto y solidaridad.
Montessori es una educación para la vida, y en la vida no solo nos relacionamos con gente de nuestro año. Tiene todo el sentido. El desarrollo, el adquirir habilidades sociales tiene que ocurrir en grupo; y cuánto más variado sea ese grupo, más ricas las experiencias vividas por los niños. Los pequeños imitan a los mayores, los mayores son modelos (mentores) que ayudan a los más pequeños. Beneficioso para ambos. La naturaleza del niño en esencia es buena, y en un entorno preparado veremos manifestaciones espontáneas que cautivan… Todavía recuerdo en mi primer año de experiencia la imagen de una niña de 6 años consolando a un niño de 2,5 en su primer día, paseando con él de la mano y contándole: mira aquí podemos pintar, aquí si quieres nos podemos sentar a ver un cuento… ¿pensáis que la autoestima de esa niña de 6 años sale reforzada de esa situación? Es importante que todos los niños sientan que contribuyan. La educación Montessori fomenta los entornos colaborativos.
Personalmente (en contextos de aulas) pienso que no existe mayor socialización que la que hay en un entorno Montessori. La mezcla de edades es genial, hace que se experimenten todo tipo de situaciones, incluidas las incómodas y superarlas: el niño pequeño que pisa y molesta el trabajo de un niño mayor, el cual tendrá que superar su enfado y salir de la frustración con la ayuda de la guía, pero lo hará por él mismo: día tras día mejorará en el manejo de estas situaciones. Gracia y cortesía son una serie de ejercicios/ juegos Montessori, para que el niño sepa qué hacer o qué decir… Se hacen a diario y en mayor medida al principio de curso para establecer la dinámica que reinará el resto del año. Si al niño se le dice “no pegues, no empujes…” pero no se le muestra qué puede hacer en su lugar, el grupo mixto de edades no va a funcionar de manera independiente. Poco a poco, día tras día y según sus capacidades motoras y autocontrol aumenten integrará que “con las manos puedo jugar, puede ver un libro” y si me siento enfadado puedo expresarlo, pero no pegando, puedo decir al chiquitín que ha pisado mi trabajo “me siento enfadado cuando pisas mi trabajo, por favor no lo hagas” la guía que habrá observado en la distancia la situación, al final del día, hará en la asamblea un ejercicio de gracia y cortesía sobre “cómo caminar en la clase” (sin pisar el trabajo de los demás) y -después de modelar- invitará a varios niños incluido el chiquitín a probar. Ese chiquitín, con la práctica, se perfeccionará y cuando él sea “el mayor de 6 años” estará al otro lado de la barrera,¡teniendo paciencia con el niño nuevo que acaba de empezar el cole y que todo lo pisa!
Durante los años en aula he visto los beneficios de la mezcla de edades: niños que se ayudan unos a otros, cada uno puede seguir su ritmo. He visto niños que han leído con 3,5 y otros con 6 años… Es al mismo tiempo un reto, por la preparación que exige de la guía, pero precioso…
Actualmente los espacios físicos son estudiados al detalle, averiguar cómo debería ser el aula perfecta que mejor conecte con el alumno y favorezca el proceso de aprendizaje. En Singladura somos especialistas en desarrollar espacios para el sector educativo desde hace 25 años.
¿Cómo debe ser un aula idónea para desarrollar la metodología Montessori?
Como parámetro general -y a tener siempre en mente- que sea un entorno preparado para responder a las necesidades en cada periodo. Que permita el movimiento y exploración autónomo y con los estímulos adecuados (elementos, materiales) para fomentar un desarrollo positivo.
Son espacios en los que tiene que apetecer estar, con luz natural, plantas… nada de estridencias, que se respire equilibrio y haya la menor cantidad posible de plástico.
Dependiendo de la edad con la que se trabaje, elementos y mobiliarios cambiarán. En Grace Montessori School trabajamos con niños de 0 a 3 años. En esa franja de edad hay 2 tipos de aulas: Nido (de 4 meses hasta 1,5 años) y Comunidad Infantil (desde 1,5 a 3 años). Van a estar divididas en zonas. Una regla nmemotécnica para la división del espacio es pensar en lo siguiente “Como→ me aseo→ duermo→ trabajo” que corresponde con:
- Área de alimentos
- Área de higiene
- Área de descanso
- Área de actividad
Ejemplo de aula Nido
Ejemplo de aula de Comunidad Infantil
Vivimos en un mundo donde la creatividad de las personas es un gran valor diferencial, ¿cómo puede la metodología Montessori favorecer la creatividad de los niños?
La mente del niño siempre está en activo, no tiene filtro y absorbe sin parar olores, sabores, sensaciones, sonidos… para formar su conocimiento del mundo. Está formando su inteligencia y para ello cuenta entre otras herramientas cognitivas con la imaginación y la creatividad.
La creatividad es inherente a todos los humanos, va de la mano de la imaginación. La imaginación ocurre en el interior; y la creatividad la lleva más allá: pues ser creativos implica hacer. Ser creativos tiene los siguientes pasos: generar nuevas ideas, analizarlas y verificarlas. El proceso de aprendizaje en Montessori sigue el mismo patrón: introducción de un nuevo concepto, explorar ese concepto y verificar que se ha asimilado.
Montessori ofrece múltiples oportunidades para que el niño exprese su creatividad: Las presentaciones de material que hace la guía al niño son como un llave que abre una puerta, para explorar. Se le da lo justo para despertar su curiosidad y que la mente se ponga a explorar. Se favorece ese proceso creativo de generar hipótesis, analizar y verificar por uno mismo. El material tiene control de error y el niño puede verificar si lo está haciendo bien o mal.
Recuerdo hace años presentando a un niño “caja de colores 2” (que consiste en emparejar colores primarios y secundarios). Para poneros en situación os cuento que se trataba de una escuela con escasos recursos y el material lo habíamos hecho con chapas de coca cola, pintando el interior de los colores a trabajar. Pues bien, cuál fue mi sorpresa, después de hacer la presentación, y enseñarle cómo colocar rojo con rojo verde con verde… cuando veo que otro niño se acerca y empiezan a hacer algo con las chapas. Me quedo observando desde la distancia y veo como inician -sin enseñarles yo- un memory, dando la vuelta a todas las chapas y buscando el par correspondiente. ¡Me pareció genial, toda una muestra de creatividad!
Al haber mezcla de edades y experimentar la vida en grupo con frecuencia tienen que ser creativos para resolver la cantidad de situaciones que se plantean: “quiero jugar con Pedro, observo que está en la zona de libros, analizo la situación porque veo que no hay sitios disponibles, tengo que pensar, discernir y –finalmente- decidir qué hacer” Continuamente, tal como está configurado Montessori, están utilizando elementos de la creatividad.
Para ser creativos se necesita inspiración, como una base desde la que crear y hacer descubrimientos propios. Por eso se le ofrece al niño cuentos, historias, ejemplos, un entorno bonito, ordenado, con una estética muy cuidada,… con arte en las paredes, que inspire a la mente a explorar…
En definitiva, los entornos Montessori educan el potencial humano y la creatividad, inherente a cada individuo, formando parte de ese potencial.
Un elevado porcentaje de adultos asocia el trabajo con una actividad obligatoria (y que incluso nos fastidia). Montessori sin embargo asocia juego y trabajo. ¿Cómo podrá desarrollar su trabajo dentro de 20 años el niño que ha estudiado con una metodología Montessori? Esto es, ¿cómo podrá ser de eficiente al ver el trabajo como algo divertido?
Durante la infancia nada pasa sin dejar huella. Lo que ocurre en estos años iniciales configurará el resto. Los cimientos de la personalidad se forjan en la infancia e influirán en gran medida de cómo viva la persona adulta su vida.
Al ser una educación basada en el desarrollo, Montessori tiene en cuenta el responder a las necesidades de cada periodo. El niño -para forjar esos cimientos de los que hablábamos- necesita desarrollar su parte física y también la psicológica; necesita actividad constructiva, significativa. Para dignificar esta actividad y la importancia que tiene en la construcción de la persona, Montessori se refiere a ella como trabajo. Da igual si lo llamamos juego o trabajo, mientras que sea significativa y potencie la construcción de la persona.
Los niños criados con esencia Montessori han practicado cosas como: empezar y acabar la actividad seleccionada, entrar y salir de la frustración, analizar, discernir, elegir y experimentar las consecuencias de mis acciones… Se les educa en habilidades para la vida.
Si en la infancia plantamos la semilla del placer por aprender, de perseverar, de ocuparnos constructivamente en una actividad que nos interesa y divertida… será un punto de referencia para utilizar quizá en 20 años cuando nos enfrentemos al reto de un trabajo diario.
En esencia, el método Montessori basa el aprendizaje del niño en el respeto del desarrollo natural de cada persona, trabajando todas sus aptitudes con la ayuda del ambiente que lo rodea. Ahora bien, no todos los niños cuentan ni con las mismas aptitudes ni con un mismo entorno social. Así pues, ¿cómo lograr que en el aula se produzca esta circunstancia?
Montessori acoge la diversidad, entiende que no todos aprendemos de la misma manera, ni de la misma forma. Se respeta la individualidad de cada uno y el valor de cada persona sin importar su procedencia. Cada niño desarrollará al máximo el potencial con el que la naturaleza le ha dotado. Todos tienen la libertad de elegir siempre y cuando esa elección sea respetuosa con uno mismo, con los demás y con el material. Esa diversidad convive y enriquece la interacción del aula, creando un entorno muy cooperativo. Esa es la actitud que reina en un ambiente Montessori. Es fundamental trabajar mano a mano con las familias para que ambos vayamos en la misma línea pues, de lo contrario, sería hacer en la escuela para deshacer en casa.
Un futurible. Si la doctora Montessori hubiera escrito su Método en la Europa de los años 60 o 70, ¿en qué hubiera diferido y qué hubiera mantenido igualmente su metodología actualmente?
Pienso que habría sido fiel a sus principios y a sus leyes del desarrollo natural. Muchas veces me pregunto qué postura tomaría la Dra. Montessori ante la tecnología, y me inclino a pensar que la incluiría ya que la educación tiene que contribuir a la adaptación, a ser funcionales en nuestro entorno. La integraría pero no de cualquier manera, siendo fiel a sus principios.
Lo que estoy segura es que seguiría educando para la paz.