Llega el verano y acercamos a este blog la opinión de una especialista en docencia infantil en el primer ciclo de etapa infantil, justo cuando el niño se está preparando para lo que será años más tarde. Denise Zarruk, directora de las guarderías “El pequeño Mozart” atiende a esta entrevista para conocer más en detalle la importancia de elegir una buena escuela en los primeros meses de vida.
Hablamos de educación, de colegios, y todas las miradas se van hacia un profesor de ESO, de bachillerato pero raras veces a un profesor de la primera etapa de infantil. ¿Por qué es tan importante la educación en los primeros meses de vida y los primeros 2 o 3 años?
En los últimos años gracias a las diferentes investigaciones publicadas por expertos del sector y al trabajo práctico realizado con los niños en las escuelas infantiles El Mundo de Mozart, hemos descubierto que estos primeros años de vida es una periodo de rápido desarrollo de las diferentes habilidades básicas: sensoriales, motoras, lingüísticas, sociales, cognitivas y emocionales.
Todos nacemos con un temperamento determinado; la relación con el entorno y las experiencias que vamos viviendo son las que van desarrollando nuestra personalidad así como la forma de percibir y relacionarnos con el mundo que nos rodea.
Durante la etapa de 0 a 3 la capacidad de aprendizaje a través del juego se realiza sin esfuerzo, es por ello que se convierte en el gran aliado de la educación infantil para enseñar habilidades sociales durante los primeros años de vida. La integración de las mismas durante la infancia se convierte en la pieza clave del bienestar y éxito futuro tanto en lo personal como en lo profesional.
Cito al gran Ismael Sanz, profesor de economía de la Universidad Rey Juan Carlos, especializado en la áreas de la educación, política fiscal y crecimiento económico, para terminar de explicar la importancia de la educación de 0 a 3, “invertir en una educación infantil de calidad desde el nacimiento hasta los cinco años es una forma poderosa y rentable de mitigar las desigualdades de oportunidades”.
Muchas veces se sigue viendo – asociando- la guardería con un parking de niños, de bebés, para que sus padres puedan ir al trabajo. ¿Qué puede aprender un bebé de 1 año en una guardería que no pueda conseguirlo en su casa, con sus padres?
En la escuela infantil los niños se relacionan con diferentes adultos formados en educación, que les muestran, desde un entorno seguro, un mundo de posibilidades de desarrollo sensorial, emocional y cognitivo.
Por otro lado, la mayoría de las habilidades socio-emocionales como la cooperación, el compartir, la empatía, el autocontrol, la resolución de conflictos, la toleracia a la frustración o la autoestima no se desarrollan de manera natural, se aprenden durante los primeros años de vida a través de una práctica guiada.
En muchas ocasiones los padres desconocen cómo ayudar correctamente a su bebé durante sus primeros pasos o cómo estimularle para que gatee o para que agarre bien las cosas; porque el amor por sus hijos no implica que sepan cómo funciona el desarrollo cognitivo o entiendan el desarrollo cerebral; por eso existen centros con personal especializado que acompaña a las familias en esta etapa frenética de los 0 a 3 años, proporcionando actividades apropiadas para el desarrollo de los niños en esa franja de edad.
Y más importante quizás, ¿qué puede detectar a un niño un profesor de educación infantil en una guardería, y que si no se corrige puede afectar en su etapa adolescente y/o adulta?
Por medio del juego los profesores de educación infantil pueden identificar si un niño tiene dificultades físicas o psíquicas, si tiene problemas de lenguaje, trastornos de desarrollo, autismo o problemas de comportamiento.
¿Hasta qué punto puede repercutir la educación infantil en ese niño cuando alcance, por ejemplo, la adolescencia?
El cerebro de un niño, cuando es pequeño, es flexible y tiene la capacidad de adaptarse a muchos entornos y situaciones diferentes; de hecho, existen ventanas cerebrales que solo tienen lugar durante la primera infancia como la visión, el lenguaje o el desarrollo motor. Si se pierde una de esas ventanas por falta de un acompañamiento educativo correcto, puede resultar complejo adquirirlas en un futuro.
¿Qué bases -sociales, de conducta, etc.- se labran en los 3 primeros años de vida?
Los 3 primeros años de vida son sumamente importantes, ya que es cuando el niño aprende y decide sobre sí mismo sobre cuestiones tales como, “me quieren o no me quieren”, “soy capaz o no soy capaz” y sobre el mundo que le rodea, “es seguro o amenazador”.
Los niños más pequeños son grandes observadores y aprenden imitando todo lo que les rodea con el método intuitivo: “ensayo y error”. Por tanto, es fundamental que dispongan de espacios donde se viva el error como una oportunidad de aprendizaje mientras se les orienta en positivo sobre su forma de actuar y se les aliente para avanzar y encontrar soluciones a las dificultades que se van encontrando.
Por otro lado en esta etapa desarrollan la confianza. Para ellos la vida debe ser predecible. Los bebés y los niños pequeños aprenden a través de la repetición, por lo que las rutinas son una herramienta de enseñanza efectiva y fundamental para estos grupo de edad. Cuando las circustancias familiares cambian, como por ejemplo, la llegada de un hermanito, las rutinas y la cercanía aportan estabilidad, apoyo y consistencia en la vida de un niño.
¿Qué métodos pedagógicos se aplican en la primera etapa de educación infantil en El Mundo de Mozart?
El modelo educativo que utilizamos en Mozart es la Disciplina Positiva, basada en las filosofías de Alfred Adler (1870-1937) y Rudolf Dreikurs (1897-1972), psiquiatras adelantados a su época que comprendieron la importancia de mantener la dignidad y respeto por todas las personas, incluidos los niños.
Sus fundamentos son: generar sentimientos de pertenencia y contribución, amabilidad y firmeza al mismo tiempo, aliento, errores como oportunidades de aprendizaje así como el desarrollo de capacidades y habilidades socioemocionales.
Esta metodología ofrece a las educadoras de nuestros centros las herramientas prácticas y estrategias concretas, potencian el desarrollo integral de los alumnos y ayudan a evitar y a solucionar en positivo, las posibles complicaciones que puedan surgir en el día a día de la escuela.
Los cinco principios básicos de la Disciplina Positiva:
- Ayuda a los niños a sentirse conectados: pertenencia y contribución.
- Educación respetuosa y alentadora: amable y firme al mismo tiempo. Respeto mutuo, se respeta al alumno y paralelamente se le ayuda a que respete al adulto y a la situación. Si sólo respetamos al niño, estamos siendo permisivos; si sólo respetamos al adulto y a la situación, estamos siendo autoritarios. La Disciplina Positiva encuentra el punto medio de actuación poniendo límites con cariño y firmeza a la misma vez.
- Eficaz a largo plazo: considera lo que el niño piensa, siente, aprende y decide sobre sí mismo y sobre su mundo y qué hacer en el futuro para sobrevivir y prosperar.
- Enseña importantes habilidades sociales para la vida: respeto, autodisciplina, responsabilidad, preocupación por los demás, solución de problemas, cooperación, etc.
- Invita a los niños a descubrir sus capacidades: alienta el uso constructivo del poder personal y la autonomía.
Fuente: Carolina Huerta Ecenarro, coach de familia , formadora certificada en
Disciplina Positiva para padres, Primera Infancia y el Aula y responsable del proyecto de implantación de la Disciplina Positiva en la Escuela infantil El Mundo de Mozart.
¿Qué aspectos estima que necesitaría mejorarse en las escuelas de Magisterio de Educación Infantil?
Los educadores necesitan integrar en su vida recursos para cuidarse física y emocionalmente, pues el día a día con alumnos tan pequeños es muy intenso y agotador.
Asimismo, necesitan recursos para reconducir en positivo determinadas respuestas heredadas como el:“no”, “no grites”, “no saltes”, “no pegues”, “no toques”, etc…, para poder alentar a los alumnos y apoyarles así en su proceso de crecimiento.
La Disciplina Positiva ayuda a desarrollar todas estas habilidades de comunicación, gestión emocional y autocuidado. Por ello, creo que sería profundamente beneficioso incorporar esta metodología como parte del aprendizaje de los futuros maestros de infantil.
¿Cuáles son los errores más frecuentes que aplican los padres para con sus hijos (en torno a la comida, vestimenta, siestas, gritos, etc.) y que en la guardería evidencias y se pueden poner solución?
Habitualmente los padres carecen de formación en técnicas educativas y tienden a repetir los patrones que vivieron en su infancia o a evitarlos sin resultar efectivo.
Por otro lado, tampoco entienden el comportamiento de su hijo, ni lo que puede estar sintiendo o necesitando en ese momento ni disponen de recursos para gestionar de forma saludable sus propias emociones así como las de su hijo.
Todo esto hace que en muchas ocasiones se vayan a los extremos de la permisividad, concediendo a los hijos cuestiones que no favorecen a su desarrollo: les visten cuando ellos podrían solos, les dan la comida que solo les gusta; o se van al extremo autoritario partiendo de expectativas poco ajustadas a la edad del hijo, pretendiendo que obedezcan a la primera o que no lloren por tonterías.
En las escuelas infantiles, gracias a la formación de los educadores sobre el momento evolutivo de los niños y al disponer de recursos educativos, especialmente los ofrecidos por la Disciplina Positiva, todo esto se puede reconducir y trabajar para potenciar el desarrollo de los alumnos sin tensiones, exigencias desajustadas ni concesiones inadecuadas.
Cada vez es más frecuente ver en restaurantes a niños pequeños en sus sillas con el móvil de sus padres. ¿Es lo más acertado dejarles una pantalla desde tan pequeños para “que se entretengan”; o mejor interactuar con ellos?
Por supuesto que no. Muchos estudios científicos desaconsejan la utilización de pantallas en niños menores de 3 años. En el día a día estamos, además, comprobando el efecto tan perjudicial en el desarrollo psicoemocional que está teniendo en los pequeños la utilización de aparatos tecnológicos para “calmarlos” o “mantenerlos entretenidos y tranquilos”.
Es mucho mejor recurrir a los medios “de toda la vida”: cuentos y juguetes físicos adaptados a la edad, etc. y, entender y aceptar que los hijos de esas edades requieren mucha atención y dedicación para crecer sanos y felices.
Por cierto, ahora que se acerca el verano: recomendaciones, tips, trucos para qué hacer con los más pequeños en la familia, en casa…
- Ser flexible. Estamos en verano es un tiempo de descanso para nosotros y nuestros hijos. Es importante adaptarse a las necesidades que vayan surgiendo y entender que en esta época las prioridades son distintas. Nuestra recomendación es elegir aquellas que más contribuyan al bienestar en general de todos los miembros de la familia.
- Tareas domésticas: es una forma de divertir a los niños mientras aprenden otras tareas diferentes que no realizan durante el curso escolar, una opción es cocinar con ellos “recetas infantiles de verano”. Generalmente son muy sencillas y a los más pequeños de la casa les encanta porque después os las comeréis en familia.
- Planifica actividades de ocio en familia conjuntamente con los niños y decidid qué cosas vais a hacer durante los días de vacaciones.
- Leer cuentos juntos como, por ejemplo, “¿Puedo mirar tu pañal?” de Guido Van Genechten. Este cuento lo utilizamos en las Escuelas infantil El Mundo de Mozart, en concreto en el aula de 2 – 3 años, para facilitar el proceso de retirada del pañal.