Analizamos la educación desde una visión global de la mano de Anabel Valera Ibáñez, experta en Educación con amplia experiencia tanto como formadora como en equipos directivos. ¿Llegará ese (tan ansiado) pacto de estado por la Educación? ¿Cuáles son los aspectos de mejora de los docentes en España? Estas y otras cuestiones las desgrana a continuación Anabel.
Y desde una visión integral, ¿cuál es el mayor de los problemas a los que se enfrenta el sistema educativo en España?
Personalmente considero que el mayor de los problemas a los que se enfrenta el sistema educativo en España es la politización de la educación. Desde 1980 se han aprobado 8 leyes educativas diferentes y esto causa mucha inestabilidad entre la comunidad docente y una alta desmotivación.
La educación no debería ser moneda de cambio, no debería formar parte de las campañas políticas para ganar más votos.
A nivel global, podemos decir que la falta de pacto de estado en lo que a educación se refiere tiene un alto impacto negativo en el sistema educativo español.
Decía Paco Mora hace sólo unos años que “un maestro debiera ser la joya de la corona de un país porque de él depende, en gran medida, qué ciudadanos vamosa tener”; seamos críticos, ¿cómo son los docentes españoles? ¿Cuáles son sus mejores virtudes y cuáles sus defectos que deberíamos desterrar?
Creo que generalizar solo da lugar a equívocos. A lo largo de mis 20 años dedicándome a la docencia y a la dirección de escuelas, me he encontrado por el camino a docentes maravillosos, comprometidos con su labor de acompañamiento educativo, sensibles a la diversidad y con muchísimas ganas de no dejar nunca de aprender. Pero también me he encontrado con docentes muy quemados y cansados de tantos cambios.
Aun así, si tuviera que generalizar, creo que la mejor virtud de los maestros españoles es el compromiso con el alumno y la familia. Contamos con una comunidad docente altamente comprometida con la educación, que ven en los niños y los adolescentes de su aula no solo a mentes que aprenden sino a personas a las que acompañar de forma integral. Y creo que esto es lo más importante en la educación.
Si tuviera que señalar algún aspecto de mejora, diría que falta hacer hincapié en la formación docente. Preparar alumnos para un futuro incierto y cambiante requiere modificar la forma de dar clase, revisar los currículos y evaluar desde el proceso y todo esto implica desaprender lo aprendido para volver a aprender.
Resulta imposible obviar las trágicas noticias que suceden con cada vez mayor frecuencia: niños que se suicidan por acoso escolar. ¿Qué se está haciendo tan mal para que cada vez haya más casos; y cómo atajarlo?
Creo que es un mal endémico en la sociedad y cuya solución radica en la educación que se da en el seno familiar. A educar se educa en casa, desde la rodilla, desde el vínculo y la conexión con nuestros hijos e hijas. Y la escuela es la que acompaña a las familias en su tarea educativa.
El bullying siempre ha existido, como bien explica Pablo Duchement en su libro “Te espero a la salida”. De forma natural, en las agrupaciones de las distintas especies de vertebrados existe siempre cierta jerarquía basada en un estatus manifiesto de poder que suele ser conseguido a la fuerza por el “macho alfa”. Y pese a ser la especie humana un animal racional, existen personas que por diferentes factores fomentan dicha naturaleza y experimentan placer al dominar a otros. El educar a nuestros hijos desde la horizontalidad es básico para erradicar estas prácticas de acoso al que se percibe como más vulnerable. Fomentar valores como la empatía, partiendo de la escucha y la mirada, o la generosidad, es básico para que esas prácticas de poder sobre el otro se eliminen.
Aun así, no estamos libres de que nuestros hijos puedan ser un día “acosadores” o “víctimas” y hemos de estar dispuestos a escuchar a la escuela para poder ayudar a nuestros hijos y que aprovechen la oportunidad de crecimiento personal.
Sin embargo, no todo es responsabilidad de la familia. Desde la escuela también deben fomentarse estos valores y tanto el profesorado como la dirección de la escuela deben estar comprometidos con su erradicación. Actuar desde la prevención, pero también cuando se detecte un caso, es fundamental. También el aplicar los protocolos establecidos de forma rigurosa y entender que tanto víctima como acosador necesitan ayuda, es básico.
Ahora que estamos en plena fase de Puertas abiertas y captación de alumnos en el trasiego lógico de cambios de etapa, ¿qué papel juega la familia en el proceso educativo? ¿Se perciben cambios importantes en la diversa concepción familiar?
Tal y como he comentado anteriormente, el papel de la familia en el proceso educativo de sus hijos es el principal y el más importante.
Actualmente, el modelo de familia ha experimentado cambios importantes respecto de hace unos años. El tipo de familia es diverso (nucleares, extendidas, monoparentales, homoparentales, ensambladas, de acogida…) y la edad para empezar a tener hijos se ha retrasado. Las mujeres millennials no solo tienen niveles de educación más altos sino también buscan establecer la base de su carrera antes de quedarse embarazadas por primera vez.
Por otra parte, se están equilibrando los roles de género de un modo más claro que en generaciones previas.
También es importante tener en cuenta en los procesos de captación que la forma de comunicarse con el mundo también se ha visto modificada: las familias viven hiperconectadas a través del móvil y buscan información breve y concisa, prefieren interactuar a la información plana y consumen contenido mediante Redes Sociales. Aun así, y a pesar de todos los cambios que desde la escuela debemos tener en cuenta, los padres siguen siendo los primeros y últimos responsables en la educación de sus hijos.
¿Cómo mantener la atención del alumno durante una jornada de 9 a 14 horas? Y, sobre todo, ¿cómo lograr que el alumno sienta interés y curiosidad por ir al aula?
La única forma de mantener la atención es respetando los ritmos y la forma de aprender de los alumnos. Enseñar desde la mente del que aprende. Los maestros hemos de bajarnos del pedestal adultocentrista y aprender cómo funciona el principal órgano de aprendizaje: el cerebro.
Porque hemos de programar desde la mirada del niño, pensando y diseñando propuestas para despertar su curiosidad. Y eso supone partir de sus intereses y motivaciones, para poder pasar de una educación aburrida a otra creativa que ponga realmente la mirada en el alumno.
Y para captarle, encendamos esa curiosidad desde la emoción, la cual despertaremos con nuestra entonación y prosodia, porque los maestros hemos de ser teatreros.
Javier Urra mencionaba que deberíamos eliminar ya el calificativo (nuevas) para “Tecnologías”, pues ya llevan casi dos décadas entre nosotros. ¿Pueden todos los alumnos usar chromebooks para seguir la clase o es mejor una combinación entre libros y TIC?
Creo que tanto la tecnología como el libro en papel o la libreta son medios, pero nunca fines. Es importante poner la mirada del debate en la formación del docente para que sea éste el que tenga el criterio para saber qué utilizar en qué momento y con qué alumnos.
Es tan importante que un alumno sepa tomar apuntes y subrayar como usar un buscador de información aprendiendo a discriminar aquella que es válida y útil en un momento determinado.
La tecnología nos rodea y es importante dar herramientas a los alumnos para usarlas con criterio y sentido crítico, pero siempre introduciéndolas a la edad adecuada. Por ejemplo, un niño de educación infantil no necesita un Ipad para entretenerse, necesita utilizar sus manitas para agarrar, soltar, pinzar… necesita trabajar la motricidad fina.
Por no mencionar las consecuencias que tiene en su desarrollo neurológico.
De igual modo, ya hay profesores que usan incluso Redes Sociales (Tik Tok, y/o podcast) para sus clases. ¿Resulta ésta una manera más sencilla de llegar a su “público”?
No soy partidaria del uso de las Redes Sociales por parte de los docentes de alumnos de edades tempranas como Infantil, Primaria y primer ciclo de secundaria, ya que la legislación no permite a estos alumnos hacer uso de ellas.
Pero llegados a etapas superiores, considero fundamental que los maestros adaptemos nuestro discurso y los medios que utilizamos para llegar mejor al alumno. Es importante enseñar desde la mente del que aprende, salir de nuestra zona de confort y ver cómo llegar mejor a despertar la curiosidad del alumno.
Parte del fracaso escolar proviene no de una falta de competencias en el alumno. Ese niño que suele estar distraído en clase, casi aburrido, de cara a buscar el mayor éxito educativo, ¿Cómo se puede desde el colegio motivar a los alumnos para que sean más eficientes en sus estudios?
Creo que este es un extenso debate en el que primero deberíamos aclarar cuál es la diferencia entre motivación intrínseca y la extrínseca.
La motivación extrínseca es aquella derivada de la segregación de dopamina, que activa el centro de recompensa de nuestro cerebro, y que busca obtener algún tipo de recompensa externa. Este tipo de motivación es cortoplacista y genera relaciones de dependencia.
La motivación intrínseca, en cambio, hace referencia a aquello que hace el alumno por propia voluntad o deseo, no por obtener una recompensa externa. Es la motivación que le empuja a estudiar para mejorar y sentirse realizado, cuando asume una tarea porque es su responsabilidad o por afán de superación personal.
Los docentes debemos procurar despertar en el alumno esta motivación intrínseca, la que le permitirá acceder al conocimiento por el interés que este le despierta, por el deseo y el orgullo que siente al aprender y superarse a sí mismo.
Los docentes hemos de procurar despertar en el alumno esta curiosidad por aprender, no por aprobar, vinculando el aprendizaje a emociones que permitan al cerebro expandirse, hacerse preguntas y buscar respuestas.
Hace 4 décadas los niños que estudiaban EGB nos señalaban la importancia de los idiomas para ser competitivos; en los 90, la importancia estribaba en las competencias digitales. Pero, hoy, ¿qué deberían estudiar los niños para ser competitivos cuando lleguen a un mercado laboral que, además, será mucho más global del que hubo hace 4 décadas?
Preparar alumnos para un futuro incierto, volátil, complejo y ambiguo (entorno V.U.C.A) requiere entrenar en ellos habilidades blandas y competencias como son el aprendizaje continuo y autónomo, mentalidad crítica, habilidades de reflexión como son la capacidad para hacerse preguntas y cuestionarse, la gestión de conflictos y del tiempo, las habilidades de comunicación o la inteligencia emocional.
También es fundamental, entrenar las funciones ejecutivas del cerebro situadas en el cerebro pre-frontal: flexibilidad cognitiva, gestión emocional, atención, memoria, metacognición, organización, planificación, ejecución…
Hablando de competencias, de manera reciente se le otorga una importancia casi vital a las soft skills. ¿Por qué si son tan importantes no se incluyen en el currículo académico?
Los primeros que debemos aprender a entrenar estas habilidades somos los docentes y, para ello, los planes de estudio de los grados de educación deben estar muy enfocados en este punto.
Debemos cambiar la manera de impartir clase, programando para el alumno, partiendo de situaciones de aprendizaje mediante las cuales pueda generarse preguntas, investigar, trabajar en equipo, autoevaluarse… Hemos de cambiar el enfoque y empezar a replantear la escuela como un espacio para el aprendizaje, no para la enseñanza.
Echando la vista atrás, los ciclos de FP tenían una mala prensa y eran vistos por la sociedad como estudios “menores”. Hoy sin embargo, la realidad es muy distinta e incluso universitarios optan por ciclos de FP para completar su formación teórica. En otros países como Alemania se han igualado ya los salarios entre alumnos de FP y de universidad. ¿Pasará esto en España?
A priori no sé si pasará en España, pero sí sé que en este sentido se está avanzando poco a poco y que la Formación Profesional lentamente va adquiriendo mayor nombre y prestigio.
Aun así, los alumnos que actualmente están en edad escolar provienen de familias cuyos padres aún entienden la universidad como éxito y asocian la FP con el fracaso escolar. Creo que es importante que se entienda que a la forja de un futuro profesional exitoso se puede llegar por diferentes vías y que cada alumno tiene sus ritmos, sus tiempos y necesidades. Cada uno debe poder escoger su propio camino, sabiendo que todos son loables, y siempre con el apoyo de sus familias.
Así que este cambio de mentalidad debemos irla cambiando, aunque auguro que será un cambio lento.
Hace más de 10 años escuchábamos hablar del Pacto de estado por la Educación. ¿Cuando podremos llegar a dicho Pacto de verdad?
Espero que más pronto que tarde, aunque como comentaba al inicio de la entrevista, es complicado ya que este Pacto requeriría despolitizar la educación. Actualmente, no creo que esté entre las prioridades del Gobierno.
Aun así, creo que cada docente, desde su aula y trabajando en equipo, tiene el poder de darle la vuelta a la moneda y ofrecer la educación que nuestros niños y niñas se merecen. Creo que es importante no escudarse en la política para no hacer lo que sabemos hacer: educar y formar ciudadanos íntegros y felices dando lo mejor de nosotros mismos, siendo inconformistas, no dejando de formarnos y tratando de superarnos día a día.