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Un nuevo curso ha empezado, el verano ha terminado y niños (y adultos) vuelven a una serie de rutinas; algunas positivas, otras no tanto. Y entre todas ellas queremos mostrar una que –por sus efectos- deberíamos desterrar: el (escaso) tiempo que los niños dedican a estar al aire libre dentro de su ocio. Antes de explicarte (por promedio) cuánto tiempo pasa un niño fuera de su casa jugando, como pista te diremos que un recluso pasa el doble de dicho tiempo en el patio.
Y el dato es el siguiente: mientras los presidiarios de las cárceles en EEUU pasan –como mínimo- dos horas diarias al aire libre, los niños entre 5 y 12 años apenas logran 60 minutos diarios. Estos datos los reflejaron hace poco en un estudio elaborado por una conocida marca de detergentes (Persil), con encuestas a 12.000 familias de toda Europa con niños comprendidos en esas edades.
El mismo estudio rezaba que los niños disfrutaban de media de 4 horas de asueto diario pero sólo una se destinaba a practicar actividades al aire libre. Y aquí es donde saltaban las voces de alarma. Persil creó un vídeo con entrevistas a reclusos de prisión de máxima seguridad en Indiana (EEUU), y todos los internos describían dicho tiempo libre en el patio (al aire libre) como el mejor momento del día. Es más, algunos de ellos señalaron que si sólo pudieran disfrutar del tiempo que “gozan” los niños (1 hora), sería una auténtica tortura para ellos. Y los niños, sin embargo, pudiendo dedicar más tiempo a estar en contacto con la naturaleza, la inmensa mayoría de ellos sólo disfrutan un 25% de su tiempo a esos menesteres.
Mancharse es bueno
Con todo ello, la idea es reivindicar un mayor tiempo jugando en las calles y parques con otros niños, asociando la idea de que mancharse es bueno para ellos (más allá del propio reclamo de marketing de Persil; a fin de cuentas venden detergente). Hay que tener en cuenta que por cada 1 hora de ocio de los niños en un parque éstos consumen 3 horas encerrados en su casa, en su habitación; y por lo general conectados a una televisión/tablet/smartphone/ordenador…
Pero la realidad es que hay pocos indicadores de diversión de los niños tan fiables como las manchas en sus ropas al final de la jornada. Y, además, la existencia de esas manchas es algo positivo y bueno para quien las porta: en contra de lo que pueda parecer, que los niños puedan presentar cierta “suciedad” es bueno para ellos. O al menos eso es lo que se interpreta a tenor del estudio realizado por el departamento de alergología de un hospital sueco, el cual llegó a la conclusión que vivir en casas (entornos) excesivamente limpias y asépticas podría provocar que las defensas de los niños fuesen más vulnerables, volviéndose ellos más irritables. Es decir, un exceso de higiene podría desencadenar que el menor desarrollase ciertas alergias.
Y por qué desde Singladura invitamos a que los niños pasen la mayor cantidad posible de su tiempo de ocio al aire libre. Pues porque, y entre otras cosas, el contacto con la naturaleza es una experiencia saludable. Según un estudio del Foro Económico Mundial aquellos niños que dedican parte de su tiempo a estar en contacto con la naturaleza tienen menos posibilidades de padecer determinados trastornos como depresión, estrés o ansiedad. Así, aquellos que pasan más tiempo frente a una pantalla (sea del tamaño que sea) son más propensos a sufrir obesidad y desórdenes del sueño, algo que repercutirá ineludiblemente en el rendimiento escolar del menor.
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