Que los espacios educativos no deben circunscribirse únicamente a las aulas es una teoría que gana adeptos semana a semana en, prácticamente, cualquier país del mundo. Los entornos colaborativos son una realidad que empuja -de manera definitiva- el proceso del aprendizaje hacia una nueva dimensión donde los resultados son a todas luces mejores, ganándose en eficiencia; y donde los docentes se apoyan, obviamente, en las nuevas tecnologías. Ahora bien, ¿cuál podría ser el lugar –aunque sólo sea en teoría, a priori- menos indicado para dar clase? Bueno, pues un profesor, español, está consiguiendo unos sorprendentes resultados dando clases “ahí”.
Y “ahí” no es, ni más ni menos, que un bar, un pub. Sí, el profesor universitario Alfredo Corell, está especializado en Inmunología y su “particular” manera de acercarse a su alumnado (con resultados muy positivos) consiste en compartir el conocimiento allá donde sus alumnos se encuentran “a gusto”, donde existe una mayor conexión entre las personas: en los bares, consumiendo un refresco de manera animada. Pues bien, por éstas y otras formas de llevar a cabo este procedo de aprendizaje, fue galardonado recientemente como el mejor docente universitario español el pasado año.

Corell, con una larga carrera en el campo de la investigación, observó que cuando entró en el aula por vez primera los alumnos eran incapaces de comprender lo que él contaba. ¿Qué hacer, o cómo impartir las clases para lograr despertar el interés de los alumnos?, era la máxima a la que se enfrentó Corell… De modo que recurrió a “teatralizar” las clases, convirtiendo a sus propios alumnos en “actores” de reparto de una función para explicar, por ejemplo, en qué consiste una alergia o cómo es la diabetes. Corell comprobó que los alumnos empezaron a asimilar rápidamente los contenidos mediante esta técnica. Por ello, se alejó de las clásicas clases magistrales donde el docente recita su conocimiento y optó por hacer partícipes de manera directa a todos los alumnos del aula para explicar el temario.
La siguiente decisión que abordó Corell fue pensar cuál es el mejor emplazamiento para enseñar. A la vista estaba que el aula clásica los alumnos lo asocian con un lugar “non grato” donde la jerarquía típica profesor alumno hace que la distancia entre ambos se incremente. Había que pensar en una ubicación distinta, trasladar el espacio físico para impartir conocimiento, buscando un entorno más…”amigable” y que los alumnos identificasen más cercano y próximo. ¿Cuál? ¡Un bar! De modo que Corell comenzó a ofrecer a sus alumnos la posibilidad de continuar sus clases “entre cañas”, en un bar; de hecho, no en vano, han bautizado estas clases como “tus defensas se van de cañas”. Y ojo, con una gran diferencia: son los propios alumnos quienes preparan material didáctico relacionado con la materia que imparte Corell, con un lenguaje accesible para los “parroquianos” del local. En estos vídeos los alumnos explican a otros usuarios del bar cómo se puede tratar una alergia, en qué consiste una vacuna o por qué los celiacos no pueden consumir determinados productos.

Si lo pensamos bien, Corell no ha hecho otra cosa que recuperar esa antigua costumbre de convertir los bares en centros de reunión pedagógicos e ilustrativos donde –además de fútbol y política- se hablen de temas educativos y culturales. En Madrid –sobre todo- la proliferación de los “cafés” donde se reunían los principales literatos y personas relacionadas con la cultura, las ciencias y las artes fue un hecho indiscutible: el Gran Café Gijón, Café Pombo, el Gato negro o el Café Lyon, entre otros muchos. Hasta estos lugares llegaban los intelectuales de la época para debatir temas de interés social, político, ensayos literarios, nuevas obras de teatro, etc. Hoy, Corell no hace si acaso otra cosa que rendir un bonito homenaje a todos aquellos hombres de ciencias y literatura que se reunían bajo un mismo fin en estos espacios.
Pero Corell no circunscribe sus “aulas” sólo a los bares, donde alumnos y él mismo se muestran más naturales y la información fluye de un modo más óptimo. Tan propio de un docente del siglo XXI, Corell emplea –además- los canales de youtube.com para llegar a una mayor cantidad de alumnos. Así, sus clases de “entre cañas” son visualizadas también por miles de alumnos online que se conectan diariamente tanto desde España como Latinoamérica.
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