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Dentro de apenas pocos días comienzan las vacaciones de verano. Un largo lapso de tiempo donde los niños aprovecharán para hacer deporte, ir de visita veranear en el pueblo de la familia o quedarse en algunos sugerentes summer camps. Entre tanto tiempo libre para el ocio en Singladura esperamos se cuelen actividades lectoras y repaso de contenidos curriculares para reforzar aquellas asignaturas que han ido “con pinzas”. Pero el verdadero problema es la cantidad de tiempo que pasarán los chavales conectados a Internet sin protección, quedando “indefensos” ante ataques. Os ofrecemos una serie de datos que seguro servirán para el análisis.

El fabricante especializado en seguridad informática Norton acaba de publicar un informe respecto a la seguridad online de los menores. Sirvan de inicio tres datos realmente reveladores: por un lado sólo 1 de cada 20 padres españoles adopta algún tipo de protección cuando sus hijos se conectan a Internet; mientras que el 87% de las familias estima que –actualmente- es muy arriesgado dejar a un menor solo en Internet sin ningún tipo de supervisión; a cuyos datos se suma que el 83% les preocupa la cantidad (por exceso) de información que los niños manejan a diario.
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Ante esta perspectiva –sin embargo- la realidad es que los padres, aun conocedores de los riesgos a los que se enfrentan sus hijos, ponen escasas (o inadecuadas) soluciones. Por ejemplo: sólo el 34% de los padres limita la información que comparten sobre sus hijos en los perfiles de las redes sociales.
Hace -quizás- muchos años, los niños hacían sus grupos de amigos en los parques, en los barrios. Hoy la realidad es que las amistades se hacen a golpe de clic con niños con los que pueden compartir determinadas aficiones y que se encuentran a miles de kilómetros de distancia; pero, la realidad, es que estos niños no son amigos, sólo usuarios a los que les puede gustar una misma actividad, un deporte o un grupo de música. ¿Son verdaderos amigos como para compartir cierta información? Por eso en Singladura recalcamos que en Internet debe actuarse exactamente igual que procederíamos en la vida real. No es bueno aportar un exceso de información a gente que ni conocemos ni sabemos exactamente si son quienes dicen ser.
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Los adultos deben restringir el acceso a ciertos sitios web, con contenido no apropiado. |
Norton se puso en contacto con 1000 adultos españoles y éstos compartieron sus principales preocupaciones cuando sus hijos estaban navegando en Internet.
A la cabeza de ellas figura sufrir acoso online (92%). Pasar demasiado tiempo frente a un dispositivo, descargar aplicaciones que puedan ser maliciosas y ser engañados para quedar con un extraño, –estas tres- son un mal para el 88% de los adultos. Muy cerca, con un 86%, preocupa a los adultos que los niños puedan llegar a compartir información personal con desconocidos.
No obstante Norton ofrece otra serie de datos, también para el análisis: el 22% de los padres que se sometieron a la encuesta tienen un hijo que ha sufrido acoso online o bien conoce de manera directa a alguien que es víctima del cyberbullying. Una cuarta parte de los adultos manifiesta que la actividad online de sus hijos ha comprometido de manera seria su propia seguridad.
Ante estos datos, paradójicamente, nos encontramos con otros que no son realmente esperanzadores, con padres que optan por no intervenir. Por ejemplo: el 68% de los padres no limita el acceso a determinadas web con contenido para adulto; el 19% permite que sus hijos realicen compras online sin vigilancia paterna y más del 57% de los niños navegan a diario por Internet sin una supervisión efectiva de sus progenitores.
Por ello en Singladura –como especialistas en Educación-, insistimos, muchas veces la mejor protección es emplear sentido común y pensar en las posibles consecuencias que puedan acarrear determinados actos. Y, por otro lado, cuando naveguemos en Internet actuemos como si estuviéramos en la calle. ¿Realmente les daríamos ciertos datos a personas desconocidas, como decirles que nos vamos a ausentar de vacaciones de tal a tal fecha? Obviamente, un diálogo próximo entre padres e hijos y determinadas acciones del menor ayudará a identificar si éste pudiera estar siendo acosado por un adulto. Ante el menor indicio o sospecha recomendamos denunciarlo a la Policía y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Puedes ver la encuesta completa en este enlace.
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