Cuando hablamos de “educación”, de un modo general, todas las miradas quedan puestas en esos centros educativos de primaria, secundaria, institutos, universidades, centros de formación profesional… Sin embargo, más allá, hay una serie de centros que atienden a personas con discapacidad intelectual y que, necesariamente, tienen todo el derecho para integrarse plenamente en la sociedad. La Fundación PRODIS juega un papel esencial en lograr una sociedad 100% inclusiva. Hemos hablado con Lola Izuzquiza Gasset, que es Directora de Calidad, Formación e Inclusión Laboral en PRODIS.
Un primer contacto con Prodis, ¿qué hace y a quién se dirige?
La Fundación Prodis es una institución sin ánimo de lucro, cuyo fin es proporcionar los apoyos necesarios a las personas con discapacidad intelectual para mejorar su calidad de vida, ayudándoles en su desarrollo personal y en su inclusión social y laboral.
Apoyamos a más de 450 personas con discapacidad intelectual, y a sus familias, a través de actividades y servicios que logran la mejora de su calidad de vida y su participación real. Prodis quiere ser una fundación referente como agente de cambio hacia una sociedad más justa y solidaria, comprometida con las personas y que busca la excelencia en su gestión.
La Fundación Prodis surgió ahora, en marzo, hace 21 años. ¿Cuáles fueron los detonantes para lanzar una Fundación de ayuda a personas con discapacidad?
Todas las personas que formamos parte de Prodis, creemos que es responsabilidad de todos contribuir a crear una sociedad más justa y más ética, donde la felicidad, la autonomía, la dignidad y el sentido que aporta el trabajo, esté al alcance de todos.
Con esta idea, y este propósito, hace ya 21 años, un grupo de padres del Colegio Maria
Corredentora, se unieron con el objetivo de poder garantizar una continuidad en la formación de sus hijos y de otros alumnos que, una vez terminado su paso por el colegio, veían necesaria reforzar la formación orientada al empleo.
A lo largo de estos 20 años hemos creado numerosos programas dirigidos a formar a los jóvenes para poder ejercer su derecho al empleo. Uno de los programas más relevantes es el Programa Promentor.
Este Programa surge en el año 2005, por iniciativa de la Fundación Prodis y de un grupo de profesores del departamento dede Profesorado de la Universidad Autónoma de Madrid, con el fin de hacer realidad un programa de inclusión universitaria dirigido a personas con discapacidad intelectual.
En el primer curso académico, se desarrolló una experiencia piloto con un grupo reducido de alumnos. Cabe destacar que, en estos años, no existía en España ni en Latinoamérica ningún programa de inclusión universitaria para personas con discapacidad intelectual, lo que realza la valentía y la intuición de esta universidad por una apuesta totalmente innovadora e inclusiva.
En febrero de 2010, la universidad otorgo una Cátedra de la Fundación Prodis. La primera Cátedra en España que tiene, como finalidad prioritaria, la formación de los jóvenes con discapacidad intelectual en el ámbito universitario, el fomento del empleo con apoyo de este colectivo en los entornos laborales ordinarios y la investigación en el ámbito de la discapacidad intelectual.
El Programa Promentor ha sido tomado como referencia por Fundación ONCE como modelo pionero. En septiembre de 2018, a través de la Convocatoria de Ayudas para Programas Universitarios de Formación para el Empleo a Jóvenes con Discapacidad Intelectual, cofinanciada por el Fondo Social Europeo, el Programa Promentor se ha visto replicado en más de 25 universidades de ámbito nacional y en el Instituto Politécnico de Santarem en Portugal.
En marzo de 2020, cuando comenzábamos el confinamiento, el programa Promentor ha cumplido 15 años.
¿Cuáles son las necesidades específicas que precisan las personas que acuden a la
Fundación Prodis?
Cada una de las personas que acude a nosotros tiene una situación particular. En la
Fundación Prodis nos adaptamos a las necesidades de de cada una de ellas, y creamos un itinerario individualizado que garantice su participación real. Este itinerario se aborda desde los programas y servicios que hemos ido poniendo en marcha a lo largo de los años, y se complementa desde la atención individualizada de nuestro servicio de orientación psicosocial.
Disponemos de una amplia variedad de actividades, que van desde nuestro Servicio Integral Ocupacional, hasta el empleo en la empresa ordinaria, pasando por nuestros programas formativos, o nuestro centro especial de empleo. Y esta variedad, se pone a disposición de las más de 450 personas con discapacidad intelectual a las que acompañamos cada día, para que nuestra construcción de apoyos se realice desde la necesidad real de cada uno, y con una visión de futuro.
Desde el Ejecutivo la nueva Ley de Educación LOMLOE -o Ley Celaá- pretende transformar por completo el día a día de cientos de niños con necesidades especiales, promoviendo que éstos acudan a colegios ordinarios. Desde su experiencia, ¿qué sucedería con estos niños en caso de acudir a un colegio “normal”?
La actividad que desarrollamos en Prodis, se centra en una etapa más adulta del alumnado, que en ocasiones procede de centros de educación especial, y en otras de centros de integración. Desde nuestra Fundación siempre hemos defendido el derecho de los padres a decidir cuál es la educación que mejor encaja con las necesidades de apoyo de sus hijos, ya sea acudiendo a centros de educación especial o, si consideran que es lo mejor para sus hijos, desde los centros de educación ordinaria.
Creemos que para que esta inclusión sea real, es necesario que se revise el abordaje que hoy por hoy se realiza en los centros de educación ordinaria, donde debe invertirse en formación de los docentes en competencias metodológicas y recursos de atención que garanticen la inclusión real en el aula.
¿Qué retos deben abordar los profesionales de la educación inclusiva a día de hoy?
La inclusión en el aula no solo debe producirse desde una perspectiva académica, que también, si no, sobre todo, desde una perspectiva social y de pertenencia al grupo. Y este es el mayor reto que hoy por hoy tiene un profesor en su aula.
Pero en este reto no está solo. Las familias juegan un rol clave en la inclusión. Solo si educamos a nuestros hijos en el valor de la diversidad, en la inclusión, y en su responsabilidad como creadores de sentido de pertenencia al grupo, podremos contribuir a la misión de los centros. Los alumnos, como compañeros de otros alumnos con discapacidad, son un agente clave de la inclusión real.
¿Cómo ha evolucionado la educación para este tipo de alumnos en los últimos 20 años?
La evolución de la inclusión ha de analizarse desde la perspectiva de una sociedad cambiante, convulsa e inmersa en una pandemia que nos hace mirar al pasado con nostalgia y pensar en el futuro con una gran ansiedad.
Estamos viviendo un cambio de paradigma en el que la integración ha de ser sustituida por el de inclusión. Una sociedad inclusiva es aquella que reconoce que todas las personas tienen el mismo valor por la condición de ser humano y que están en condiciones de igualdad para disfrutar de sus derechos fundamentales.
Cómo dice Muntaner, investigador del paradigma inclusivo, una educación inclusiva es aquella que da la bienvenida a la diversidad, como actitud y como indicador de excelencia.
Por lo tanto, asegura que todos sus integrantes participen de forma equitativa en los ámbitos educativo, económico, legal, cultural…. Y que la diferencia sea un valor.
Una sociedad inclusiva, dispondrá y habilitará mecanismos para asegurar la garantía de los Derechos Humanos, la dignidad y la ciudadanía activa de todas las personas que los
Componen. Sin embargo, no podemos olvidar que la Covid-19 está minando los estándares alcanzados por el estado del bienestar en España y en el mundo entero. Es una realidad, que incide directamente en el acceso a la igualdad de oportunidades.
Por ello no podemos olvidar que:
– La Formación y el empleo permiten poner en práctica la Agenda 2030 de Desarrollo
Sostenible donde uno de los principales objetivos que se persiguen es la igualdad de oportunidades entre las personas.
– La consecución de 17 ODS pasan por apelar a la corresponsabilidad de cada organización.
– La pandemia nos ha hecho ver el nivel de interdependencia que tenemos los unos con los otros y la necesidad de trabajar juntos, con alianzas sostenibles y asumiendo la corresponsabilidad de cada uno con el conjunto de la sociedad.
¿Qué mejorías en los alumnos observáis en Prodis?
A medida que pasan los años vemos cómo los alumnos que llegan a nuestro centro, en muchos casos, gozan de mayor autonomía y tienen sueños de futuro: de trabajar, de participar… Y esto se debe al esfuerzo de los padres, de las instituciones, de sus colegios.
La sociedad y las familias han entendido el valor de empezar desde muy pronto con actividades de estimulación, de fomentar la autonomía personal, de potenciar aquellas capacidades que han detectado en sus hijos; y esto, a su vez, les permite desarrollar una mayor esperanza en su propio futuro.
Si echamos la mirada atrás, debemos de sentirnos muy orgullosos de los avances que vemos en nuestros alumnos: Son ya 15 las promociones graduadas en la UAM, alcanzando un 92% de empleabilidad.
Tenemos antiguos alumnos que ya acumulan más de 12 años de antigüedad en la empresa ordinaria y el 80% tienen contratos indefinidos. De estos trabajadores, el 92% trabaja media jornada, ya que la mayoría participan en programas de formación permanente a lo largo de su vida laboral.
Hemos visto una evolución en los perfiles contratados a lo largo de los últimos años: un 62% de los profesionales incorporados a la empresa con el apoyo de Prodis trabajan en el perfil de ayudante administrativo (bufetes de abogados, Departamentos de recursos humanos de grandes empresas, despachos de arquitectos, bancos…). Pero el carácter generalista del que hablábamos antes les ha permitido desarrollar su vocación en sectores relacionados con la sanidad (residencias de la tercera edad, hospitales), educación (ayudantes de profesores), comunicación (departamento de comunicación) auxiliares de tiendas y de Centros comerciales, entre otros.
¿Cómo se fomenta desde Prodis una mayor igualdad de oportunidades para los alumnos con discapacidad?
Creemos que la formación es un vehículo clave de crecimiento. La preparación para el mercado laboral es uno de nuestros ejes de actividad, que complementamos con nuestro servicio de empleo para lograr una participación exitosa de nuestros alumnos en la empresa ordinaria.
Sentirse preparado, poder trabajar, sentirse realizado… Situaciones cotidianas para muchos, que nosotros nos preocupamos por impulsar en las personas con discapacidad.
Pero nuestro trabajo también implica una pedagogía hacia afuera. Sensibilizar a la sociedad y a las empresas, de su responsabilidad ante el cambio en las oportunidades de los profesionales con discapacidad intelectual. En la medida que sociedad y empresas se comprometen, las oportunidades se multiplican. Necesitamos contar con su apoyo y por eso trabajamos muy de la mano.
Desde la Fundación PRODIS contáis con un departamento de inclusión laboral. ¿Cómo lográis encauzar a estos alumnos en un entorno laboral cada vez más complicado?
Las empresas e instituciones son agentes fundamentales de cambio en la sociedad para, desde la ética y la responsabilidad, contribuir a la inclusión real de las personas con discapacidad intelectual.
Con este objetivo, La Fundación Prodis ofrece a las empresas la posibilidad de contratar a jóvenes que han completado un itinerario académico de cuatro años que, además de proporcionar una formación universitaria, les prepara para el alto nivel de exigencia del desempeño laboral en una empresa.
La selección, incorporación y desempeño laboral de los jóvenes contratados se realiza con el apoyo de mediadores laborales profesionales de la Fundación, que acompañan a los jóvenes y a las empresas durante toda la vida laboral del trabajador.
Algunas de las empresas contratantes que se han comprometido con nuestra misión son:
¿Qué pediría a la sociedad civil y a la clase política para conseguir una mayor tasa de éxito en la integración de estos alumnos?
Creemos que nuestra sociedad, en general, debe cambiar la mirada que tiene hacia las personas con discapacidad intelectual. Debemos evolucionar del paternalismo, a la confianza en la capacidad de realización, entendiendo que todos, con los apoyos necesarios, pueden desarrollar un potencial extraordinario. Ellos quieren demostrarlo, y debemos darles la oportunidad desde la confianza en su capacidad.Solo de esta manera, lograremos impulsar su plena participación.