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Hace apenas unos días nos hemos despertado con una noticia ciertamente relevante para el sector educativo: la total carencia de profesores de matemáticas en España. La pregunta lógica sería, ¿dónde han ido?, ¿acaso los jóvenes no quisieron estudiar estas carreras en los últimos 20 años?
Pues bien, matemáticos haylos; y la práctica totalidad de ellos se encuentran hoy día desempeñando funciones en empresas de la industria tecnológica, con un elevado reconocimiento social (amén del pecuniario). Este sector –el tecnológico, junto con una serie de variantes como el fintech (mezcla del financiero con el tecnológico)- ha atraído la atención de infinidad de licenciados en matemáticas y físicas; dos carreras universitarias que –hasta no hace muchos años- veían circunscritas sus salidas profesionales a la docencia, y poco más. Y así las cosas, aquellos jóvenes que hace 2 décadas apostaron por realizar estos estudios hoy pueden presumir que su talento es rifado entre las mejores empresas del mundo, un sector que acapara el pleno empleo.
Mora cree que los docentes tendrían que aumentar su valoración social. |
Y aquí es donde convendría recordar las palabras de Francisco Mora a propósito del papel que juegan los docentes en la sociedad. Obviamente, los alumnos optan por unos estudios u otros en función del futuro profesional que les pueda reportar, así como escogiendo universidades con elevada empleabilidad. En el caso de la docencia –además- debe existir una elevada vocación del aspirante para centrar su futura vida profesional entre aulas y pizarras. Mora apela a que el docente debe ser, sin duda alguna, el eje vertebral de la sociedad y dice que “un maestro debería ser la joya de la corona de un país porque de él depende, en enorme medida, qué ciudadanos vamos a tener”.
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En nuestro histórico de entrevistas, por Singladura pasó el pasado año David Calle, el único profesor español nominado a los Óscars de la docencia. Calle, que es ingeniero de telecomunicaciones, comentaba que la inmensa mayoría de los jóvenes estudian unos u otros estudios por cómo están valorados en la sociedad. Así, los docentes –desgraciadamente- no figuran entre una de las profesiones mejor valoradas por la sociedad, así como su remuneración. Calle mencionó que -en los últimos años- la valoración del profesor ha caído en la sociedad, se le ha perdido el respeto. Respecto a sus emolumentos, Calle explica que un profesor debería cobrar lo mismo que un ingeniero o un médico, aupando el prestigio de los profesores; sólo así conseguiríamos un país mucho mejor y más próspero.
De modo tal que si queremos recuperar profesores de matemáticas y física, quizás lo más interesante sea reflexionar cómo volver a atraer estos talentos al aula. A priori se podría solucionar desde dos vías: aumentando la valoración social (prestigio) de éstos así como su remuneración. Y, además, no olvidemos que hoy la carencia es de licenciados en matemáticas; pero dentro de diez años puede ser cualquier otra carrera universitaria.
Puedes ver la noticia completa aquí.
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